Revista Coaching

¿Conclusiones sobre aplicación estratégica? Un camino a la Estrategia de la Simplicidad

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

estrategia 02Por Antoni Amenos

El uso que habitualmente hacemos en las Organizaciones de los términos “estrategia”, “comportamiento estratégico”, “toma de decisiones estratégicas”, “strategos” no es extrapolable a otros entornos del Saber y comportamiento humanos. En cambio sí ocurre a la inversa. Por tanto, habría que deducir que necesariamente algo está mal. Hay que redefinir el concepto de estrategia con todo lo que ello conlleva.  Estamos complicando,  innecesariamente, un proceso – sobre todo en la toma de decisiones estratégicas – que debería ser lo suficientemente simple para que alcanzara a la totalidad de la estrategia corporativa. La realidad nos demuestra que hoy la aplicación de una estrategia global es un camino penoso y difícil, cuando no debería ser así.

 ¿Conclusiones sobre aplicación estratégica? Un camino a la Estrategia de la Simplicidad

Si fuera cierto – que lo es – que todos los avances en el desarrollo de las Teorías del Caos, de la Teoría de Juegos, de la evolución natural – entre otras – confirman que la aplicación de principios estratégicos es algo de ámbito universal, algo que forma parte de la estructura básica del funcionamiento del mundo en el que vivimos, nos veríamos obligados a redefinir los conceptos que, del término estrategia, venimos haciendo. Del mismo modo, el significado de la “toma de decisiones estratégicas” o “comportamiento estratégico” e incluso del “Strategos” que hemos estado utilizando hasta ahora, se convertirían en aspectos parciales que no globales, sobre el verdadero alcance del término “estrategia”. Hay que empezar a revisar conceptos.

1 – Conclusiones previas

- Nunca podré estar seguro de que las decisiones que tomo llevarán a dónde quiero ir.

- Cuanto más tiempo transcurra entre lo que decido en base a una posición inicial, más lejos quedaré del resultado que deseo obtener.

- Cuando tomo decisiones en base a unas condiciones iniciales, a medida que desarrollo mi plan de acción, estoy modificando las propias condiciones iniciales.

- Nunca podré conocer perfectamente las condiciones iniciales de las que debo partir.

- Nunca podré conocer perfectamente las condiciones en las que se mueve mi organización.

- Nunca conoceré perfectamente el entorno.

- Nunca conoceré perfectamente las condiciones del conflicto.

- Las condiciones de partida para la toma de la decisión, son exclusivas y propias, nadie más está en el mismo punto que yo.

- Lo que sirve a otros puede no servirme a mí.

- Lo que a otros no les funciona a mí sí puede funcionarme.

- Las condiciones iniciales serían distintas si estuviera en otro lugar y en otro momento.

… Y así podríamos seguir hasta el infinito

Todo ello es una conclusión necesaria si nos basamos en la Teoría del Caos – entre otras -.

 ”El movimiento de una simple ala de mariposa hoy produce un diminuto cambio en el estado de la atmósfera. Después de un cierto período de tiempo, el comportamiento de la atmósfera diverge del que debería haber tenido. Así que, en un período de un mes, un tornado que habría devastado la costa de Indonesia no se forma. O quizás, uno que no se iba a formar, se forma.” (…) “Hay mariposas en todos sitios. Pero ¿quien ha de decir que sus movimientos de alas se cancelan unos con los otros?” 

 Aunque bastaría hacer caso de algún refrán popular:

 Por un clavo, se perdió la herradura;

Por una herradura, se perdió el caballo;

Por un caballo, se perdió el jinete;

Por un jinete, se perdió la batalla;

Por una batalla, se perdió el reino.

 Alguien, en algún lugar, dijo que para dirigir el mundo bastaría con un libro de refranes, y habrá que empezar a pensarlo seriamente.

Pero es que miremos donde miremos, biología, aprendizaje, geopolítica, economía, inversiones, historia, etc. doquier que se utiliza el término “estrategia” se hace con unas premisas diferentes a las que venimos aplicando en las organizaciones.

 … Y probablemente los equivocados seamos nosotros.

2 – ¿Qué habría que entender como estrategia?

Si hay que hacer caso de todos los ámbitos en los que se emplea el término – y es lo que pretendemos – de inmediato nos damos cuenta que “algo falla”, algo no está de acuerdo con la concepción tradicional de estrategia que venimos utilizando en el entorno de las Organizaciones, heredada de la estrategia militar.

 Bastan un par de ejemplos, basados en la biología para darse cuenta de ello.

“La evolución convergente es el producto de la evolución independiente de uno o más caracteres similares que, partiendo de formas ancestrales distintas, se desarrollan en líneas evolutivas separadas (especies independientes) hasta converger con el tiempo en una forma única.”

O lo que es la “evolución paralela”

“En ocasiones, la evolución convergente se distingue de la paralela. Como se ha dicho, en la evolución convergente uno o más caracteres parten de formas ancestrales diferentes, y evolucionan igualmente a lo largo de linajes separados hasta converger en una misma forma. Sin embargo, en la evolución paralela, aunque los caracteres pueden converger finalmente, en realidad parten de una misma forma ancestral.”

¿Dónde está el Strategos?, ¿Dónde esta la planificación? ¿Dónde la definición de objetivos?

Hay que redefinir conceptos: Estrategia sería, simplemente:

 “El camino que lleva a un objetivo determinado”

Ello incluye todos los métodos, procedimientos, circunstancias que vaya a encontrar y utilizar a lo largo de dicho camino, pero no el objetivo pues estrategias distintas pueden llevarnos al mismo objetivo, y a contrario, las mismas estrategias pueden llevarnos a objetivos distintos.

 “La estrategia forma parte de la propia forma de ser del mundo en el que vivimos, aunque en algunos casos desconozcamos su objetivo o punto de destino”.

 No es propiedad del mundo empresarial, no es propiedad del mundo militar, aunque sean los campos en los que se ha profundizado más en su estudio. El propio funcionamiento del mundo nos hace partícipes de su particular estrategia. Ella existe, queramos o no, sepamos su destino o no.

 “Estrategia no implica necesariamente conflicto”

 A pesar de que en muchas ocasiones podamos creer lo contrario y a pesar de que no pueden disociarse los conceptos, la aplicación de la Estrategia clásica se basa en buena parte en la evitación del conflicto.

 “Estrategias distintas pueden llevarnos a un punto similar”

 Aunque unas permitan alcanzar dicho punto en menos tiempo y con menor coste.

 “El concepto de estrategia es aplicable a cualquier situación que nos obligue a perseguir un objetivo”

Por tanto, dentro de una organización, no es patrimonio exclusivo de la alta dirección. En cualquier punto de la organización, deberán buscarse las estrategias de menor alcance para alcanzar el objetivo marcado”.

 “La estrategia que a mí me está funcionando puede no funcionar a otro”

 Ello es aplicable a diferentes puntos dentro de la misma organización, con lo cual hay que entender la estrategia general, como la suma de las distintas estrategias de niveles inferiores siempre orientadas a alcanzar un objetivo común.

 “Todos estamos inmersos en una estrategia u otra aunque no sepamos el punto de destino”

 Una persona u organización puede estar en lo que puede parecernos el buen camino incluso si no tiene un objetivo prefijado.

 “La estrategia se corrige a sí misma, a pesar de que cambie el punto de destino”

Esto es así, aunque pueda no gustarnos. Lo importante es ser conscientes del camino para saber a dónde nos lleva”

 “La estrategia nada tiene que ver con el objetivo o destino a alcanzar”

3 – Estrategia en las Organizaciones:

 “Toda organización está inmersa en una estrategia determinada, aunque desconozca el punto de destino”

 “Cuando se altera la estrategia actual, lo que se pretende cambiar es el camino para alcanzar un determinado objetivo; objetivo que suele ser distinto al que alcanzaría si no hiciera cambio alguno”

Y es en este contexto en el que hay que entender los procesos de toma de “decisiones estratégicas” y el “comportamiento estratégico”. Es un proceso de cambio del camino actual hacia otro que nos lleva a un objetivo diferente.

 Ahora bien, ¿para realizar de forma voluntaria este tipo de cambio de camino qué hay que tener en cuenta?

 En realidad la respuesta es bien simple:

1)   Deberíamos conocer las condiciones de partida

2)   Deberíamos conocer las diferentes alternativas o caminos

3)   Deberíamos conocer el objetivo a alcanzar.

 Aparentemente el punto más fácil sería el de decidir el objetivo. Después debería ser fácil decidir o establecer diferentes caminos o alternativas para alcanzarlo. Y por fin, el que aparentemente resultaría más difícil sería establecer exactamente la posición inicial.

 Sin embargo, en realidad entramos en un circuito o cadena sin fin, ya que es absolutamente imposible conocer exactamente las condiciones de partida.

1)   Decidido el objetivo

2)   Seleccionado el camino

3)   Dadas unas condiciones iniciales

 Como:

1)   Las condiciones iniciales eran erróneas

2)   El camino que se toma es otro

3)   El destino final cambia.

 Deberé por tanto:

1)   Con las nuevas condiciones que, tampoco puedo conocer exactamente,

2)   Corregir el camino

3)   Para cambiar el destino hacia el que voy y alcanzar el que he fijado.

 Es una cadena sin fin.

 La toma de decisiones estratégicas en una organización será siempre un proceso permanente. En la medida en que pueda verificar la evolución, el camino, las desviaciones, y pueda cambiar de rumbo en un momento determinado tendrá más posibilidades de alcanzar un objetivo deseable.

Todo lo que pueda Vd. leer sobre gestión empresarial va ligado en mayor o menor medida a este objetivo. Nuevas tecnologías, técnicas de dirección de recursos humanos, métodos de producción, reingeniería, van orientadas a ayudarnos a este gran objetivo que las Organizaciones se marcan:

Cambiar el destino actual por otro más deseable.

 Eso siempre que tengamos por cierto que nuestro destino actual no es o suficientemente bueno.

 Así pues, y en resumen, el proceso de toma de “decisiones estratégicas” o “comportamiento estratégico” de las organizaciones va orientado a alcanzar este gran objetivo, “Cambiar el destino actual de la Organización por otro más deseable” (en realidad podríamos decir lo mismo de cualquier tipo de decisión a cualquier nivel).

 Y, lamentablemente, hasta que los científicos nos proporcionen las fórmulas adecuadas para predecir el futuro sólo podremos actuar por aproximación.

 Aproximación para poder conocer las condiciones iniciales o punto de partida, en el que nos encontramos.

Aproximación para poder reproducir pautas estratégicas o encontrar aquella más adecuada.

Aproximación para poder intuir el destino que deseamos alcanzar

 Lo único que podemos hacer, es realizar la aproximación lo mejor posible, y corregir las desviaciones a tiempo.

 Así pues, cualquier método que creamos adecuado para conocer las condiciones iniciales, puede ayudarnos, siempre y cuando entendamos la relatividad que conlleva.

 ¿Cuáles serían las condiciones iniciales?

1)   “Conócete a ti mismo”

2)   “Conoce el entorno”

3)   “Conoce la naturaleza del conflicto”

 ¿Cuáles serían las pautas estratégicas que puedo elegir?

Para nuestra suerte, la naturaleza esencial del hombre no ha cambiado, en los últimos 5.000 años, ha ido variando su entorno y organización social, pero la esencia y necesidades básicas no. Para nuestra suerte, la naturaleza esencial del mundo que nos rodea tampoco ha cambiado (y todo ello, organización social, entorno, etc. forma parte de las condiciones iniciales). Por ello podemos aprovecharnos de las experiencias ya vividas por otros que como nosotros recorrieron el camino de la estrategia, pero que además, fueron capaces de legarnos su saber.

Del mismo modo que existe la entropía, la acción-reacción, la teoría del caos, del mismo modo que siempre ha existido conflicto, todo a nuestro alrededor nos muestra diferentes caminos, pues si algo tienen en común las pautas estratégicas es que son extrapolables de un contexto a otro.

 ¿Cuál será el objetivo que alcanzaré?

En función de las condiciones iniciales y de la estrategia elegida me dirigiré a uno u otro, está en mis manos, elegirlo y corregirlo.

 Así pues, el proceso de toma de decisiones estratégicas cierra un círculo, o lo que en programación se llama un bucle sin fin.

 1)   Verifico que el destino de mi Organización no es el deseable, o tal vez sí lo sea

2)   Fijo un destino deseable, que puede ser el mismo que ya tenía.

3)   Me conozco a mí mismo

4)   Conozco el entorno

5)   Conozco la naturaleza del conflicto – si lo hay –

6)   Elijo la estrategia a seguir

7)   Tomo las decisiones necesarias para poner en marcha la estrategia elegida (aunque esto ya es implícito en la estrategia, ya que una decisión estratégica no existe si no se lleva a la práctica – si no se lleva a la práctica, puedo haber realizado un interesante ejercicio teórico, pero nada más,-)

8)   Vuelvo al punto número uno.

 Aunque perfectamente podría continuar como sigue:

 - Verifico que el destino de mi Organización no es el deseable.

- Fijo un destino deseable.

- Me cambio a mí mismo y por tanto me conozco a mí mismo

- Conozco el entorno

- Conozco la naturaleza del conflicto – si lo hay –

- Elijo la estrategia a seguir

- Tomo las decisiones necesarias para poner en marcha la estrategia elegida (aunque esto ya es implícito en la estrategia, ya que una decisión estratégica no existe si no se lleva a la práctica – si no se lleva a la práctica, puedo haber realizado un interesante ejercicio teórico, pero nada más,-)

- Vuelvo al punto número uno.

 En este caso, no habríamos hecho más que añadir el factor de una estrategia adicional para alcanzar un objetivo adicional “Me cambio a mí mismo” con un nuevo bucle adicional.

 En la práctica y a medida que la aplicación de las decisiones estratégicas generales, se llevan a la práctica se van añadiendo bucles y más bucles (todas y cada una de las personas que deben llevar a la práctica su estrategia general se ven obligados a recorrer el mismo camino pero con las condiciones iniciales que le son propias).

 Y se convierte en realidad “el efecto de la mariposa” del que habla la Teoría del caos, y las Leyes de Murphy cobran vida, y empiezan a mostrarse los efectos del “Principio de Peter” y nuestra vida se convierte en una pesadilla. Eso, si no somos un verdadero “Strategos”.

 Pues, éste es el último concepto que nos falta por definir.

 ¿Quién es el que toma decisiones estratégicas? .

En realidad todas las decisiones lo son, en la medida que cualquier decisión afecta al conjunto de la organización, – recuerde “el efecto de la mariposa” -.

 Strategos – palabra que está en el origen de la misma definición de estrategia – la del diccionario -. El general, el que dirige, en definitiva quien toma las decisiones. La persona que recorre el bucle sin fin de la “toma de decisiones” y no muere en el intento. El profesional que hace de la toma de decisiones acertadas una faceta en su vida. Que lo tiene como un hábito de vida” y que además, acierta. Que es capaz de definir objetivos para la organización que depende de él, o de asumir como propios los fijados por la organización superior y fijar sus propias estrategias para, a su nivel, alcanzar dichos objetivos. En definitiva, cualquier persona en la organización que tome decisiones.

  

3- Conclusiones – Resumen:

 - La estrategia es el camino que las organizaciones siguen para alcanzar un objetivo

- El proceso de toma de decisiones estratégicas es el que sirve para corregir el rumbo de las organizaciones – incluso si son unipersonales – hacia un objetivo más deseable.

- El Strategos es cualquier persona que toma decisiones.

 Todo el resto que podamos. Leer, conocer o aprender, o nos puedan explicar, o se pueda experimentar, decir, etc. está al servicio de este proceso. Estará destinado a mejorar el conocimiento que la organización tenga de sí misma, estará destinado a mejorar la capacidad de los diferentes Strategos en el proceso, estará destinado a medir el entorno, etc. Pero todo se resume en esto: La capacidad de tomar decisiones acertadas.

 “En el futuro el valor de las Organizaciones se medirá por su capacidad de tomar decisiones acertadas”.

En definitiva, hay que:

- Revisar conceptos para la toma de decisiones estratégicas

- Hay que comprender las diferentes estrategias que otros han experimentado o que existen, incluso fuera de las habituales.

- Hay que comprender las estrategias que el funcionamiento natural del mundo utiliza

- Y sobre todo simplificar todos los procesos, si no la tendencia natural a la “Entropía” – al desorden aumentará exponencialmente los costes que todo el proceso tiene para las empresas.

 Y con todo ello, experimentar y aprender. Algo estamos haciendo mal cuando las estrategias que aplicamos fallan – lamentablemente muchas veces –

 Tal vez todo funcionaría mejor si aplicáramos el simple principio:

 ”Entia non sunt multiplicanda sine necesitate” (los entes no deben multiplicarse sin necesidad o no expliques por lo más lo que puedas explicar por lo menos) en una traducción un poco menos literal “es soberbia hacer con más lo que se puede hacer con menos”

“Pluralitas non est ponenda sine neccesitate” o “la pluralidad no se debe postular sin necesidad”.

 Aunque hoy en día se le reconoce mejor como:

“En igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta.”

Teoría de “la navaja de Occam” (Guillermo de Occam)

 Hay que avanzar en pos de “La estrategia de la simplicidad”

Autor  Antoni Amenos

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