Camaradas,
La gran Batalla de Kiev ha terminado. Cinco ejércitos soviéticos (5º, 21º, 26º, 37º y 38º) han sido completamente destruidos y dos más han quedado terriblemente vapuleados. No han podido escapar a la tenaza alemana ni tan siquiera un pequeño contingente de fuerzas enemigas.
En números, el balance de la batalla es el siguiente: 665.000 prisioneros, 3.718 cañones, 884 tanques y una cantidad tal de diverso material de guerra que difícilmente podrá ser clasificada. El XLVIII Cuerpo Panzer del General Kempf, que tenía a sus tres divisiones operando justo en el centro de esta gigantesca batalla de aniquilación, él solo ha tomado 109.097 prisioneros - más que los que se tomaron en la Batalla de Tannenberg durante la Gran Guerra.
Se trata de una tremenda derrota para Stalin. Cuando Guderian ha preguntado a Potapov, el Comandante en Jefe del 5º Ejército Soviético de cuarenta años de edad, que había sido tomado prisionero por los Panzerjäger de Model, porqué no habían evacuado la curva del Dnieper a tiempo, el General ruso ha respondido: "El Grupo de Ejércitos había dado orden de evacuar. Estábamos, de hecho, retirándonos hacia el este, cuando una orden desde lo más alto -es decir, Stalin- nos obligó a dar la vuelta y luchar de acuerdo con el principio: 'No ceder, resistir, y si es necesario morir'"
Potapov no ha mentido. El 9 de septiembre, Budenny había dado orden de prepararse para emprender la retirada y solicitó a Stalin que accediera al abandona de Kiev y el recodo del Dnieper. Pero a Stalin le dio un arrebato de ira y no se le ocurrió otra cosa que dictar su orden de No-ceder-y-morir.
¡No ceder y morir! Esa orden ha costado un millón de hombres. Ha costado el Frente Sudoeste Soviético. Ha costado Ucrania entera. Ahora, el camino hacia Crimea, la cuenca del Donets y, sobre todo, Moscú, está abierto. El error y la tozudez de Stalin han puesto a la Unión Soviética en la picota, y ya nada cambiará lo inevitable: la victoria del Eje.
Sieg Heil, Viktoria!Mit unsern Fahnen ist der Sieg!