Las tropas alemanas han puesto hoy fin a la Batalla de Smolensko logrando aniquilar sus bolsas, destruyendo a los Ejércitos Soviéticos 16º, 19º y 20º y capturando a más de 300.000 soldados bolcheviques, 3.200 tanques, 3.100 cañones y 1.000 aviones en lo que constituye una catástrofe de gigantescas proporciones para el Ejército Rojo.
Como hemos visto, el cerco de Smolensko lo crearon el 3º Grupo Panzer del General Hoth y el 2º Grupo Panzer del General Guderian al reanudar su avance tras la victoria de Minsk y dirigirse hacia el norte y sur para envolver Smolensko. La propia Smolensko, la denominada “puerta a Moscú” cayó el 16 de julio y las fuerzas soviéticas al este de la ciudad quedaron rodeadas. Al principio fueron rodeadas tan sólo por los Panzer que hubieron de aguardar a la llegada de la infantería.
Anoche, el Alto Mando Alemán anunció: “el grueso de las fuerzas soviéticas rodeadas al este de Moscú ha sido aniquilado. Las restantes se dispersan.”
El Mariscal Timoshenko, mandando varios ejércitos recién constituidos, trató de rescatar a los ejércitos embolsados desesperadamente, pero sus ataque adolecieron de una pésima preparación y, a pesar de que logró algunas rupturas, el intento de rescate fracasó.
La lucha se recrudeció alrededor de Roslavl, donde el 28º Ejército Soviético había sido reunido también de manera apresurada para tratar de romper el Kessel. Pero Guderian lanzó sus Panzer sobre Roslavl el pasado 1 de agosto, capturándola al cabo de menos de dos jornadas de combate y diezmando al 28º Ejército Soviético en el proceso.
La victoria es tan completa que muchos soldados alemanes tienen la impresión de que ya no se interpone nada entre ellos y Moscú y muchos levantan postes que señalan el camino hacia la capital soviética. Sin embargo, el Führer ya ha decidido y se ha reafirmado en su decisión desviar a Hoth hacia el norte para reforzar el ataque sobre Leningrado y a Guderian hacia el sur para derrotar la resistencia enemiga en Kiev, dejando Moscú para la infantería, que atacará desde la posición avanzada de Yelnia. El Führer no se cansa en insistir que el objetivo principal de la campaña no son las ganancias territoriales, sino la aniquilación de la capacidad combativa del enemigo.
Mientras tanto, nuevas unidades de reserva soviéticas son desplegadas apresuradamente en una nueva línea defensiva 35 kilómetros al este de Smolensko en la que la Stavka confía poder detener el avance alemán, que en esta ocasión atacará tan sólo con su infantería. Al tiempo, Stalin desea desalojar a los alemanes de su cabeza de puente sobre el Desna en Yelnia, desde donde Moscú queda gravemente amenazada, y ha instruido al General Zhukov a atacarlos sin saber que el Führer a su vez ha ordenado a von Bock mantener Yelnia a cualquier precio y destinado nada menos que diez divisiones a la zona.
Sieg Heil, Viktoria!Tod dem Bolschewismus!