Un estigma es una manifestación, señal o marca que por lo regular presentan ciertos creyentes -cristianos, es la regla- que son similares a las heridas de una persona crucificada; esto evoca, claramente, las llagas infligidas [según los Evangelios] a Jesús.
Es importante señalar que los estigmas [del latín stigma que significa marca] suelen ser similares a las que a lo largo de los siglos han sido representadas en la deidad cristiana; de esta forma los estigmatizados presentan marcas en las palmas de las manos y no en el antebrazo [área histórica tradicional donde se clavaban los clavos a los crucificados].
Dentro del cristianismo se consideran un signo en la participación de la pasión de Cristo y, de ser auténticos, son vistos como un don divino. Se cree, por tradición, que el primer estagmatizado reconocido por la jerarquía católica fue Francisco de Asís [1181 - 1226] aunque en un sentido histórico fue María de Oignies [beata; 1117 - 1213] quien manifestó primero ese tipo de marcas en su cuerpo. Al crecer la popularidad de los estigmatizados, con el paso de los siglos, el Vaticano se vio en la necesidad de implementar una serie de normas que ayudaran [y ayudan, todavía] a sus peritos a determinar si una persona con heridas similares a las de Cristo está estagmatizado vía, según ellos, un origen divino. Éstas son: 1.- Deben de estar localizados en los lugares [tradicionales] de las cinco llagas de Cristo [cabeza, manos, pies, costado, espalda]. 2.- Los estigmas no se infectan. 3.- Aparecen espontáneamente durante un período de éxtasis de la persona. 4.- No ceden ante o mediante tratamiento médico. 5.- El sangrado es abundante y durante largos períodos. 6.- Producen [deben de] fuertes dolores [tanto morales como físicos] ya que ésto manifiesta la participación [completa] en los padecimientos de Jesús durante su Pasión. 7.- No existe una explicación natural a ellos. Como nota adicional: para la iglesia -católica- estar estagmatizado no es sinónimo ni garantía de santidad [o canonización].Información | Iglesia.org / Revista QUO México, abril 2012, pp.- 56.
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