Conexión, de Kae Tempest

Publicado el 28 julio 2021 por Carlos Huerga @carloshuerga

Conexión, de Kae Tempest. Sexto Piso, 2021. Traducción de Esther Villardón.

Kae Tempest, antes conocida como Kate Tempest, es una artista interdisciplinar imprescindible para siglo XXI. La compositora, cantante, poeta, autora dramática -aunque para mí mayormente conocida por su faceta musical- publica Conexión, un pequeño libro autobiográfico nacido de la necesidad de comunicar varias de sus preocupaciones y conectar con la gente en la época de la pandemia tras el COVID-19.

Pero, ¿qué es exactamente Conexión? Pues ya en la primera frase uno puede hacerse una idea, que después irá desgranando en las páginas posteriores: “Este libro habla de la conexión. De cómo la inmersión en la creatividad puede unirnos y ayudarnos a cultivar una mayor consciencia de nosotres mismes”.

Conviene aclarar que Kae Tempest se ha cambiado el nombre recientemente (antes era conocida como Kate Tempest) y se ha declarado de género no binario, pidiendo  que se hable de ella sin referirse a “ella” (en inglés se utiliza “they” y “them”), así que, manteniendo esta característica, el libro respeta el uso del lenguaje no binario e inclusivo, como señala la traductora: “Se empleará el morfema «-e» para evitar el masculino genérico al referirse a grupos colectivos”. Yo intentaré hacer lo mismo.

Por cierto, es muy aconsejable leer el comunicado que publicó en Redes Sociales en agosto de 2020 (ver traducción al español aquí), porque no tiene desperdicio y puede servir para aclarar de dónde viene su cambio de nombre. En todo caso, y más allá de estas problemáticas sobre el género y el lenguaje, lo que tenemos aquí es un libro donde Tempest aborda desde su experiencia como cantante y escritore, la creatividad como una forma de conocerse a sí misme a la vez que un intento de tender puentes emocionales con los demás. 

Tempest puede resultar sosegade y creo que es uno de sus méritos, ya que de esta manera será más fácil llegar a más público. No obstante, su discurso es profundo e invita a la acción, al cambio en cada individuo, con frases que pueden recordar a algunas de las proclamas del ya lejano 15M porque buscan la solidaridad, la responsabilidad social frente al Capitalismo violento y deshumanizado: “Cuando, en lugar de considerar qué podemos ofrecer, estamos obsesionades con qué podemos obtener de un intercambio o cómo podemos beneficiarnos, estamos siendo explotadores” o “¿Y si alcanzamos la civilización no por nuestra habilidad como cazadores sino por nuestra habilidad como cooperadores?”.

Una de las cosas que más me llama la atención de Kae Tempest es que, a pesar de su carácter indómito y crítico con el sistema, ha conseguido ser reconocide con premios como el Ted Hughes de Poesía o nominaciones al Mercury Prize y Brit Awards de la música británica. Incluso, aquí en España, hace tan solo dos meses, sus entradas para un recital en Madrid se agotaron en cuestión de horas. Es de esos artistas (como PJ Harvey o M.I.A.) cuya personalidad desborda talento y compromiso con el momento en el que vivimos y alzan la voz para mostrarlo desde una actitud crítica. Si hablamos de su faceta musical, sus álbumes son un puñetazo de música urbana, esa que bebe del spoken world, el hip hop, el grime, la música electrónica y el punk, y por tanto, es un canto a la heterogeneidad, siempre acompañada por letras reivindicativas que denuncian la realidad en la que vivimos: sus injusticias, contradicciones, perversidades. No cabe duda de que Kae Tempest es une de les artistes musicales más fascinantes del siglo XXI y álbumes como Let Them Eat Chaos (2016) o The Book of Traps and Lessons (2019) lo confirman.

Volviendo al libro. ¿Es Conexión un libro de autoayuda? ¿Lo es Cosas que los nietos deberían saber, de Mark Oliver Everett (el verdadero nombre de Mr. E de Eels)? ¿No lo es Instrumental, de James Rhodes?

Conexión es un libro que nace desde la inmediatez de la época marcada por el COVID-19 y se nota, ya que Tempest aborda distintas cuestiones relativas al confinamiento y a su imposibilidad de salir de gira, tocar en conciertos, etc. Para alguien que viaja a menudo, hace pruebas de sonido, da conciertos, ofrece recitales, asiste a programas de radio, de televisión, etc, parece necesario parar un momento y reflexionar sobre el valor de su trabajo. Y Tempest es agradecide: “Hago música y se me garantiza el acceso a una libertad tan firme que me deja brillando de los pies a la cabeza”. Pero también es comprometide. Algunas de sus preocupaciones son la creatividad, que “estimula la conexión”, la cohesión de grupo, el cuidado y la empatía. Sabedore de las perversidades del Capitalismo, afirma que deberíamos ayudarnos en vez de competir. 

En relación a esto, el filósofo germano-coreano Byung-Chul Han denomina “enjambre digital” a la masa actual y afirma que “el enjambre digital consta de individuos aislados”, pues actualmente “los individuos se funden en una nueva identidad, en la que ya no tienen ningún perfil propio”. Y ahí es donde Tempest propone su idea de conexión, reforzando lo que tenemos de humanos, de seres sociales. Para Tempest, la creatividad nos permite (re)conocernos, (re)pensarnos.

Uno de los aspectos que llama la atención del libro es el recurso de las citas con el poeta inglés William Blake para abrir cada capítulo, algo que, por cierto, recientemente han hecho otros autores como la escritora polaca (Nobel de Literatura en 2018) Olga Tokarczuk con su novela Sobre los huesos de los muertos. Parece que Blake (que también fue motivo de juego intertextual en la película Dead Man de Jim Jarmusch) tiene mucho jugo y a día de hoy sigue siendo percibido como un visionario, 200 años después. En todo caso, le poete londinense sigue el hilo de las citas porque hay un poso profundo y le sirve para enlazar sus propias ideas. Es otra muestra más de la conexión del libro, de la capacidad de le autore por buscar puentes entre ideas, emociones, actos y personas. Algo, que también hace con Carl Jung y su Libro rojo.

Cuando uno acaba el libro, queda patente su intención persuasiva, parece como si su faceta más empática y compasiva (en un sentido budista) saliera a flote para acompañarnos a pensar, a pensarnos en este contexto tan diverso y complejo en el que vivimos. Sin duda, Conexión contribuye a conectarnos y a indagar en la sociedad y en nosotros mismos.