¿Cómo nos relacionamos? Cómo compartimos esa corriente invisible que nos une en algunos casos para muchos años. ¿Cómo se crea esa conexión entre individuos? Se trata de ese momento en el que mostramos nuestra vulnerabilidad, o como somos tal cual, o bien cuando contamos esos chistes o chascarillos personales…En definitiva en la escuela nos une la experiencia compartida, el cómo cada niño se muestra único y a la vez parte de un todo en una relación dinámica y activa. Con el paso del tiempo se va creando una historia, una memoria compartida y propia en un grupo. Quizás lo más hermoso sean las diferencias y ver como ellas se asientan en un grupo formando parte de él. Así se van creando poco a poco unos contextos propios. La magia radica en ese contexto cultural propio y único de ese grupo en particular. Cada año tocará un grupo diferente con sus diferencias y su forma de comprender el mundo personal. Cada curso un docente no repite por mucho que se empeñe lo mismo y de la misma manera a sus alumnos.
El maestro es creador de conexiones y ayuda cada día a crear relaciones, porque quizás en nuestro fuero interno sabemos que hay una gran felicidad que radica en la relación con el otro. Aquella que sobrevive al paso del tiempo, durante las diferentes circunstancias del aula y las experiencias compartidas por ejemplo cuando fallece tu abuelo, cuando tu amigo hoy se enfada contigo, cuando me hacen cosquillas y quiero jugar a las letras en la espalda, cuando soy consolada por el compañero, o puedo sentarme con mi mejor amiga…