En 2001 sucedió algo muy curioso en Reino Unido. Se dieron 2.000 casos de fiebre aftosa (no confundir con lo de las vacas locas) que llevó a matar 10.000 cabeza de ganado y -aquí viene lo interesante- a restringir las comunicaciones por carretera en el ámbito rural. Este suceso resultó ser un experimento estadístico muy importante: de pronto era fácil comprobar hasta qué punto el medio rural dependía de excursionistas y domingueros que no debajan rastro estadístico. De hecho, el daño al turismo fue mayor que a la agricultura. Sólo en Escocia se perdieron 250 millones de libras esterlinas mientras duró la fiebre aftosa, mucho más de lo que nadie esperaba. Esto cambió la percepción de la importancia de industria turística local.
La conferencia, apoyada por ABTA y VisitEngland, se planteó cómo se puede aprovechar la oportunidad del turismo en un período de adversidad para contribuir al desarrollo económico local.
Si vuestro inglés es decente y teneis interés en escuchar y ver las presentaciones podeis hacerlo aquí. Os recomiendo que le echéis un ojo al menos a la ponencia inaugural de Harold Goodwin.