Confesión pública

Por Tenemostetas

Mi hija de cuatro años ve Jelly Jamm y Bananas en pijama, con la misma intención y fuerza arrolladora con que un adolescente de 14 años pone heavy metal en su habitación a todo volumen. Es selectiva: sabe muy bien lo que le gusta y por qué.
Lo confieso: he perdido mi guerra contra la televisión. Creo que he perdido incluso la moral para hablar de parenting, de maternidad y de crianza (ahorita mismo cierro este blog). Mucho más para hablar de crianza "consciente". Me temo que mi hija padecerá los setecientos males consecuencia de sobreexponerse a los  mensajes televisivos que vaticinan todos los expertos.
No he sido capaz de evitarlo. La niña está en manos de las dos grandes instituciones-basura destructoras de sistemas emocionales: la escuela y la televisión.
Ya está, lo he dicho. He querido contarlo en clave de humor, pero creo que se me nota que lo llevo fatal. (Debe ser que Elena me ha puesto el listón vital muy alto).
Se admiten sugerencias. Y también palmaditas en el hombro y frases de auto-engaño consoladoras.