Confianza plena en Lola, control esfínteres y dejar el chupete.

Por Pilarta
La verdad es que la maternidad me ha dado otra perspectiva de la educación y de la crianza que yo había vivido o que siempre había observado a mi alrededor.
Ahora creo que los niños y en concreto, en mi hija Lola, tiene un gran potencial y los recursos necesarios para vivir como una persona competente y capaz.
Este post, es para describir lo fácil y sencillo (bueno no tanto), el tema de dejar el pañal, así como lo del chupete.Por ejemplo lo del control de esfínteres, pensaba que iba a ser un calvario y la verdad es que no ha sido así. Simplemente ha sido una cuestión de confianza, de ser más observadora a las señales que daba Lola y que indicaban que ella estaba preparada, para vivir este proceso.Empezó algunos meses antes de verano a indicar que quería hacer caca, así que la llevábamos al baño y la sentábamos en el váter. Al principio con pañal. Porque además algunas veces no hacía caca, sino pis.
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Creo que es importante que la puerta del baño siempre esté abierta. Por ejemplo yo siempre he hecho uso del baño y de váter para que ella me viera cómo yo hacía pis o caca. Incluso a veces desde muy pequeña, me daba un trozo de papel para que yo me limpiara. Impresionante eh? Los niños se fijan en todo, claro que si les dejamos.
En casa, compramos un reductor cuando empezamos a notar que ella identificaba lo que ella llamaba "caca". No quisimos acortar el proceso, porque como todo, lleva su tiempo. Así que respetamos cada momento y es cierto que nos llevó algunos meses, seguir con el pañal pero acompañándola al baño para que ella hiciera pis y caca. Y la segunda quincena de agosto, la vimos preparada para quitarle completamente el pañal. También le gustaba mucho que le pusiéramos braguitas. Como es tan presumida y siempre dice que quiere ser mayor, lo de sentir las braguitas y querer ponérselas hizo que fuera más fácil. El caso es que no nos atrevíamos a quitarle el pañal de la noche. Lola ha sido una niña que siempre ha hecho mucha cantidad de pis y encima con la cantidad de agua que bebía por la noche. Pero cuando empezó el curso, como en octubre decidimos quitárselo y fue increíble, no se hacía pis. Luego tuvimos algún escape por la noche, pero aprendimos que cuando se despierta hacia la una de la madrugada hay que llevarla al baño, para evitar esos escapes.Creo que no la hemos forzado ni presionado para que controle esfínteres, sino ha seguido su proceso normal y hemos estado calmados. Tampoco hemos hecho una fiesta cuando hacía la caca o el pis, ni la hemos dado ninguna recompensa. Sólo nos despedíamos de la caca cuando tirábamos de la cadena.
En cuanto a lo del chupete, mi inquietud era mayor. Me preocupada mucho lo de la deformación de los dientes y es que los que me seguís en facebook, intentamos en reyes con el tema de que ella les dejara el chupete a cambio de los regalos. Pero sólo fue un intento fallido porque ni mi marido ni yo creíamos en ello. Nos parecía un engaño. Lola esa noche cuando se fue a dormir la pobre, a la hora gritaba desesperada y lloraba diciendo que prefería chupete a los regalos de los reyes. Y nosotros la dimos elegir y decidió recuperar el chupete.
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Menuda arma del demonio, el chupete, pacifier, como se dice en inglés. Una cosa que le introduces de bebé por comodidad de los padres y luego nosotros se lo queremos retirar. Es de locos, ¿no creéis?Bueno pues este  último chupete no os podéis imaginar como estaba, roto, que yo soñaba con que se tragaba un trozo, estaba muy muy preocupada, aunque a la vez pensaba que bueno que llegado el momento, al igual que en otros caso, ella lo dejaría. Y así fue. El otro día lo tiró a la basura y lo curioso es que mi marido colocó el cubo hacia abajo, con la suerte de que se coló debajo de un armario y cuando dieron la vuelta al cubo, el chupete no estaba. Lola dio por hecho que el cubo de alguna manera se había tragado el chupete y de repente, vino a buscarme al baño para decirme que ya no tenía chupete, que lo había tirado y que ya era mayor.Esa noche pensé, madre mía quizás tenga una rabieta, porque es lo que me han comentado algunas madres que había pasado en casa, y sorprendentemente eso no pasó.
Parece que hay días que se mete la mano o la manta en la boca, pero poco. Y lo que me hace mucha gracia, es que a todo el mundo que ve le dice que ya es mayor que ha tirado el chupete. Así que esta es la historia de cómo Lola dejó el chupete.
Por eso digo, que hay que confiar en ellos. Eso les dará las herramientas para gestionar estas situaciones, para que sean niños y niñas seguros de sí mismos, porque sus padres creían en ellos.
¿Qué os ha parecido? Yo la verdad es que al igual que cuando Lola empezó a andar, que lo hizo sola, nunca la obligué a levantarse ni a sentarse, sino que dejé que ella sola fuera confiando para que lo hiciera, me sorprende y me sirve para creer en que los niños son verdaderamente capaces de todo lo que se propongan si nosotros le damos seguridad para ello.