1. Nuestra insuficiencia nos obliga a trabajar con la ayuda del poder del Espíritu Santo. Lo que sea que nos ponga de rodillas y nos conduzca a Dios, tiene que ser bueno.
2. La conciencia de nuestras limitaciones puede aliviar nuestra carga de tratar de hacer la voluntad de Dios con nuestras propias fuerzas.
3. Esa conciencia le da la oportunidad al Señor de utilizarnos al máximo. Si somos los suficientemente humildes para reconocer nuestra necesidad, Dios nos elevará a grandes alturas.
4. Reconocer nuestras insuficiencias le da a Dios toda la gloria por su trabajo. Las personas que tienen una mente espiritual pueden identificar cuando algo es de Dios, y cuándo no. Si usted está en el Espíritu, la gloria irá merecidamente al Señor.
5. La insuficiencia puede capacitarnos para vivir con gozo y serenidad espiritual. O le damos nuestras cargas a Dios y dejamos de afanarnos, o actuamos con nuestras propias fuerzas y nos sentiremos abrumados.
Al igual que el apóstol Pablo, no debemos pensar que somos competentes por nosotros mismos, sino más bien reconocer que nuestra competencia viene de Dios (2 Co 3.5). ¿Qué aspecto de su vida está usted tratando de manejar con sus propias fuerzas? Renuncie a tener el control, y espere las bendiciones de Dios, sabiendo que Él desea el bien de sus hijos.
(En Contacto)