Argumento
Emmaline Neal es agente de policía local y forma un tercio del cuerpo junto al jefe Levi Cooper y al inútil hijo de la alcaldesa, Everett. Todo iba aceptablemente bien en su vida hasta que recibió una invitación a la boda de su exnovio, Kevin, con Naomi, la obsesa del ejercicio y la alimentación saludable por quien la dejó. Como al evento también irán sus padres, psicólogos, no le queda más remedio que acceder a ir o la tabarra que le darán psicoanalizándola será un dolor de cabeza. También va su hermana menor adoptiva, Ángela, y por ella bien merece el esfuerzo. Además, es en Malibú, su ciudad natal, y, aunque no tiene buenos recuerdos de cuando vivió allí, dejar el helado pueblo unos días puede ser agradable. No obstante, la invitación incluye la posibilidad de ir con acompañante y ella está sin pareja desde que su ex rompió con ella.
Tras mucho hablar con sus amigas, la conclusión es que debe ir con un hombre a la boda de su ex y la mejor opción en la que todas piensan es Jack Holland. Éste se presta a ello encantado. En realidad, le vendrá bien salir del pueblo unos días y alejarse de todo y todos. Reseña Y éste debería haber sido el tercer libro de la saga y haber terminado aquí como ya comenté en la reseña anterior. Jack estaba libre, divorciado, así que se podría haber contado esta historia después de las de sus hermanas, Faith (Entre viñedos) y Honor (La pareja perfecta), y habría quedado una trilogía familiar bastante bien cerrada. Meter a Colleen como protagonista del tercero y dejar a Connor, mellizo de ésta, para cerrar la saga en el siguiente, Por ti, lo que sea, no lo termino de ver. En fin, es lo que hay.
En este libro me ha sorprendido el peso que toman las cuestiones de salud mental, aunque quizás no se traten tan a fondo como habría podido. Por un lado está el TEPT de Jack y cómo se niega a pedir ayuda a pesar de las consecuencias que está padeciendo. Al final se supone que hablará con algún profesional, pero queda un poco en el aire. Luego, el pasado de Em con su ex, Kevin, entra de lleno en los trastornos alimenticios. Kevin había pasado a estar más que obeso poniendo en riesgo su salud. Con el empujón de Em se animó a ir a un gimnasio y ahí conoció a Naomi que lo cambió por completo, por fuera y por dentro. La cuestión es que pasó de un extremo a otro, cambió el atiborrarse de comida por la obsesión descontrolada en el recuento de calorías. Otro tema delicado por el que pasa un poco por encima sin dedicarle unas pocas reflexiones más serias. Pero, en fin, estamos en una novela romántica, no en un tratado de psiquiatría. Además, mete otros asuntos como adolescentes conflictivos, relaciones familiares complicadas, etc. que enriquecen bastante el fondo de la historia.
En este caso el principal problema es Hadley, una especie de Scarlett O'Hara, de Lo que el viento se llevó, pero sin los puntos fuertes que aquella tenía. Es como la Scarlett del principio de la historia: derrochona, egocéntrica, teatrera, exigente y vaga. Se aprovecha de que Jack es demasiado bueno para mandarla a la porra (por no decir otra cosa). El hombre no puede evitar actuar como caballero de brillante armadura con ella y eso, claro, va quemando a la que se convierte en su novia. En condiciones normales debería haber pedido una orden de alejamiento o haber llamado a los familiares de ésta para que la hiciesen entrar en razón y le dejase en paz. Se demora mucho su salida de escena y esto supone que la evidente reconciliación con Em llega en las últimas páginas. En concreto, en las últimas cuatro páginas. Cuatro. Que incluyen un epílogo bastante meh en que se celebra la boda. Una pena, pero este desenlace atropellado y un tanto agridulce empeora lo que hasta entonces se había ido forjando poco a poco y con momentos bastante bonitos. Pocos, porque también es cierto que mucho del libro se va en los flashbacks y en las subtramas de unos y otros.
No se puede negar que la pareja que forman es un tanto forzada y avanzan a trompicones. De hecho, se conocían y nunca saltó ninguna chispa entre ellos. Además de por ser policía local y trabajar con su cuñado, Em juega al hockey sobre hielo con él, se ven a menudo en el pueblo y, según se nos cuenta, no hubo muestras de interés mutuo en ningún momento. Un beso sorpresivo, un aparentar ser pareja en la boda, cierto descontrol y sexo... ¿y ya se han enamorado? Bueno, ella sí, pero llega un punto en que se lo confiesa y la reacción de él es bastante decepcionante. De nuevo acabo con la sensación de que la protagonista se merecía algo mejor, si bien Jack no me ha parecido tan malo como Lucas.
Al menos, Em vuelve a ser una protagonista bastante buena. Fuerte, independiente, con las ideas claras, pero también con sus momentos de debilidad muy humana. La autora la humilla de más durante la boda de su ex dándole unos momentos muy ridículos, una tendencia que ya había visto en los otros libros pero que aquí me ha parecido especialmente cruel y exagerado.
En definitiva, otro libro de la saga con elementos muy similares y estructura casi idéntica que entretiene y se lee volado. Te puede sacar tanto sonrisas como lágrimas, aunque, de nuevo, no precisamente por la parte romántica, que es la que más importancia debería tener.