Escribe la periodista opositora Sebastiana Barraez: “Canadá parece que la agarró con el gobierno, pero también con los venezolanos de a pie. Algunas empresas en Caracas se encargan de llevar jóvenes a estudiar a Canadá, pero la embajada se niega a darles visa. Una doctora venezolana (…) que vive allá, ha interpuesto un reclamo en ese país por discriminación contra los venezolanos… Habría un doble discurso de los canadienses, que por una parte dicen trabajar en defensa de los derechos humanos de los venezolanos, pero ahora no les permiten entrar ni siquiera a hacer turismo”. Vaya manera de empezar a entender lo que significan para todos los venezolanos esas sanciones que la oposición gestionó y aplaudió emocionada, y que no iban a afectar a la gente sino a Nicolás, Diosdado y Tareck.
Los chamos del este del Este no pueden estudiar en Canadá, los chamos no pueden y eso que Justin aseguró que el único afectado con la saña canadiense sería el gobierno chavista. Los chamos del este del Este no van a su summer camp en el lago Winnipeg yel ombligo clasemediero pide a Canadá que corrija esa parte de las sanciones que afecta injustamente a los “venezolanos de a pie“ que viajan en avión, pero ni pío de la parte que nos impide acceder a los medicamentos, porque eso es culpemaduro que los escondió.
En esos niveles operan esas cabecitas del ”sector pensante del país”. Y si la cosa no fuera tan seria, si el bloqueo que sus dirigentes gestionaron contra todos nosotros no fuera tan criminal, uno podría hasta conmoverse con tanta ingenuidad.
La misma nauseabunda ingenuidad con la que les da por ser buenos y solidarios, y recogen alimentos para los pobres, o le dan a un niño de la calle -que empiezan a aparecer en todos lados- un pedazo de pizza acompañado de un discurso sobre su deber de ir al colegio y no estar en la calle pidiendo, porque “si quieres ser alguien en la vida tienes, que estudiar”. Y creen que ir al colegio es tan fácil como prender el carro y llegar, y piensan en los padres irresponsables de ese niño miserable y la culpa, otra vez, es de los pobres, y del gobierno por el que votaron “a cambio de una caja de comida”; no del bloqueo criminal que ellos apoyan y cuyo único efecto negativo parece ser que los chamos de La Salle no tienen visa para irse demasiado a Canadá.