Moisés Cayetano RosadoDoctor en Geografía e HistoriaEn la historia socio-política de los pueblos podemos observar una especie de triple proceder: ruptura con lo anteriormente establecido; revolución con nuevas formas determinantes, y reconducción como “toques y retoques” para asentar un modelo rebuscado que al final “deja cada cosa en su sitio”.Este es el “caso portugués” de la que hemos dado en llamar Revolução dos Cravos. En Abril de 1974 hay un levantamiento militar, progresista (insólito por lo que tradicionalmente a los militares se refiere), que lleva a la ruptura con el régimen dictatorial anterior, podrido en su represión interna y enquistado en una sanguinaria guerra colonial que lo estaba desangrando física, moral y económicamente.Pero ni el movimiento militar ni sus apoyantes políticos, sindicales, sociales, etc. eran uniformes, sino que las diferencias se hicieron notar enseguida, llevando a finales de septiembre a la dimisión del Presidente de la República, el general Spínola. Ello favoreció un avance progresista que intentó ser cortado por un golpe involucionista en Marzo de 1975, en el que se vio involucrado el mismo Spínola. Su fracaso radicalizó el movimiento político-militar, haciéndose con el poder real los representantes de los sectores más izquierdistas, especialmente el Partido Comunista, los sindicatos ligados al mismo y los militares aglutinados por el Presidente del Gobierno, el coronel Vasco Gonçalves, que impulsarán nacionalizaciones por todo el país y ocupaciones de tierras en los latifundios del Sur.Ésa es la etapa de la revolución. Enseguida se nacionalizan la banca, los seguros, los transportes y multitud de empresas de producción, transformación y servicios. Y se comienzan a ocupar tierras, que con las leyes de Reforma Agraria de Julio de 1975 consolidan su marco legal. Verão quente se denominarán estos meses.Sin embargo, el proceso se va a reconvertir, con la división entre los propios militares integrantes del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), que se conforman en tres corrientes: la moderada, que firmará un Manifiesto de carácter socialdemócrata, donde destacan el mayor Melo Antúnes y el capitão Vasco Lourenço; la gonçalvista, revolucionaria, que apoya a Vasco Gonçalves, y de la que quiero traer a estas líneas los nombres del coronel Varela Gomes y los capitãesDurán Clemente y Diniz Almeida, y la otelista, seguidora del mayor Otelo Saraiva de Carvalho, coordinador de las operaciones del Golpe del 25 de Abril y controvertido brigadier jefe del COPCON (Comando de Operaciones Continentales).
Sede de la que fue una de las Unidades Colectivas de Producción más
vanguardistas de Portugal, en Campo Maior.
Concluyendo, queda como herencia de todo el proceso, eso sí, como dice mi buen amigo António Murteira -que tanto luchó por la Reforma Agraria y continúa haciéndolo en pro de los más desfavorecidos- a conquista da liberdade, o fim da última guerra colonial (clássica) em África e a inserção de Portugal no contexto das nações.