Conmemoran los 75 años del inmortal Héctor Lavoe

Publicado el 30 septiembre 2021 por Joseantortega

Héctor Juan Pérez Martínez mejor conocido como Héctor Lavoe, nació el 30 de septiembre de 1946 en el barrio de Machuelo de Ponce, Puerto Rico. Su padre le obligaba a ir a la escuela de música a aprender a tocar saxofón, allí Héctor conoció a Papo Luca y José Flebes, músicos con quienes trabajaría muchos años.

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Héctor se mudó a Nueva York cuando tenía dieciséis años para tocar en la orquesta de Roberto García y en la Orquesta de Nueva York, Kako y su combo.

Héctor tenía una voz especial y en 1967, Willie Colón lo invitó a ser el vocalista de su Orquesta, donde grabó grandes producciones como “El Malo”, “The Hustler”, “La Gran Fuga”, “Cosa Nuestra”, entre otros. La visión y el enfoque que le estaban dando a la música latina era el lado marginal de la gente que vivía en los Estados Unidos, específicamente la comunidad latina. Era una época en la cual a los inmigrantes se los discriminaba mucho y por eso se vivía aquel ambiente de pandillas y mafia. Es entonces donde adoptan para su imagen personal el aspecto de “bad guys”.

Aparte de esa perspectiva, Lavoe buscaba también darle un toque más propio de Puerto Rico, y lograr que se identificaran con esta nueva música que estaba tocando, que ya era salsa, pero aun no había sido bautizada como tal (esto pasaría en 1971 en la presentación de la Fania All Stars en el club “Cheetah”), sin embargo, ellos ya mostraban en algunas de sus canciones que no hacían parte del género del “Boogaloo” o “La Pachanga”. Colón tenía una fusión entre múltiples géneros afroantillanos, junto con el jazz estadounidense.

Todo esto le daba un toque bastante agresivo a sus composiciones, lo cual se complementaba perfectamente con el estilo de cantar de Lavoe, que era callejero y desafiante. Pero sobre todo mantenía bien clara su procedencia puertorriqueña. Además de ese aspecto en el cantar de Lavoe, también tenía una habilidad para improvisar, crear historias y “soneos” (versos que se cantan entre los coros de las canciones), y una asombrosa habilidad de imitador: podía imitar a muchos de los grandes cantantes de aquella época como Daniel Santos, Chuito el de Bayamón, Carlos Gardel, etc. Además, conocía ampliamente el repertorio de todos ellos y muchos más. Esto hizo que básicamente le facilitara a Colón la tarea de componer las letras y las melodías de las canciones.

Tales habilidades de Lavoe se ven reflejadas en las magnificas interpretaciones de las canciones que ambos grabaron, las cuales tenían bien claro el objetivo que buscaban, que era hablar de los asuntos comunes de la gente en su diario a vivir, en una sociedad en la cual permanecían marginados, comenzando a darle la identidad “borícua” a su música, y al mismo tiempo envolviendo a todos los latinos, ya que todos comenzaron a sentirse identificados con lo que estaban creando.

Rápidamente se convirtieron en una de las duplas más queridas y famosas del género de la salsa porque junto con la fuerza de Lavoe para interpretar dichas canciones y la genialidad de Colón, representaban además precisamente lo que querían expresar en sus letras (ese sentimiento callejero y de vivencias de las personas y de sus problemas).

Los trombones le daba además a este género, relativamente nuevo en aquel tiempo, ese toque de agresividad y de carácter callejero, volviéndose el instrumento más típico de la salsa, algo que funcionó muy bien para el dúo salsero. Sin embargo, Lavoe comenzó a consumir drogas, a llegar tarde a los conciertos y a tomar una actitud más rebelde.

En 1973 Colón toma la decisión de separarse de Lavoe, más tarde Willie se uniría con el panameño Rubén Blades para formar otro binomio exitoso en la salsa. A pesar de esta separación, Colón siguió colaborando con Lavoe en la producción de varios de sus álbumes como solista y Lavoe formó su propia orquesta.

En ese tiempo, Rubén Blades escribió “El Cantante” que relataba el sufrimiento de un cantante que debe mostrarse alegre. En un principio la iba a grabar Blades pero fue convencido por Colón para que se la cediera a Lavoe. Luego él mismo aceptaría que aquella canción encajaba más con la vida de Lavoe.

Así, la canción le fue cedida a Lavoe, quien la interpretó, las estrofas eran de Blades, los arreglos de Colón, pero el sentimiento y los soneos son totalmente únicos de Lavoe, quien le imprimió un estilo y un sentimiento extraordinarios.

Esta se convertiría en su canción insignia y lo volvería instantáneamente en una “súper estrella” del género, esta canción le dio el mote o apodo por el cual a partir de entonces sería conocido: El Cantante de Cantantes.

A partir de 1968, Héctor Lavoe fue vocalista de la orquesta más importante del género: La Fania All Stars la cual producía hasta dos discos por año, de donde se destacan temas interpretados por Lavoe como “Ublabadú” y “El Rey de la Puntualidad”, este último escrito por Pacheco, como un relato jocoso e irónico de los comportamientos de Lavoe, quien siempre llegaba tarde a sus compromisos.

A partir de 1979, la vida de Lavoe se desmoronó poco a poco: cayó en una profunda depresión y buscó ayuda de un santero que atendió su problema de drogas. Después de su corta rehabilitación, sufrió el incendio de su apartamente en Queens obligando a Lavoe a saltar por la ventana de su cuarto, el cual estaba en un tercer piso, esta caída le causó la fractura de su talón derecho; tuvo otra recaída cuando su hijo menor, Héctor Luis, muere a los 18 años de edad de un disparo accidental que le produjo un amigo, en mayo de 1987.

Ese mismo año su suegra fue asesinada apuñalada más de veinte veces y además su padre fallece. Por si fuera poco, se le detectó el virus VIH, lo que afectó su estado de ánimo de forma muy notoria, a tal punto que en 1988 y tras la suspensión de un concierto en la ciudad de Bayamon, decidió suicidarse lanzándose desde el balcón del noveno piso del hotel Regency donde se alojaba.

Pero no lo logró, Lavoe sobrevivióy continuó viviendo en un estado deplorable, fracturandose ambas piernas, también la fractura de su brazo derecho y algunas costillas, lo que obligó a quienes lo intervinieron a implantarle platinas de titanio en ambas piernas, en su brazo derecho y en sus costillas.

Grabó un último álbum antes de que su estado de salud empeorara: “Héctor Lavoe & Van Lester: The Master and the Protege”. A partir de aquí, Lavoe quedó incapacitado para volver a cantar. Transcurrió sus últimos años en Nueva York, donde varios promotores lucraron con su nombre presentándolo en conciertos cuando él apenas podía hablar. A pesar de las ventas generadas por sus discos, Lavoe tuvo una condición económica precaria. Murió el 29 de junio de 1993 en el Memorial Hospital de Queens debido a una complicación con el SIDA. 

Fue enterrado en el cementerio Saint Raymond de Queens, Nueva York. En 2002 sus restos fueron exhumados por petición de su familia y llevados a Ponce, su ciudad natal. Sus restos permanecen en el Cementerio Civil de Ponce.

La voz de Héctor Lavoe, es la más reconocida y la más elogiada del género de la salsa y una de las mas imitadas ya que es considerada por muchos como la voz ideal para cantar este género. Su agitada vida personal y profesional fue llevada al teatro en 1999 con la obra “¿Quién mató a Héctor Lavoe?” producida por Pablo Cabrera y David Maldonado. La personificación de Héctor Lavoe fue realizada por el cantante de salsa Domingo Quiñones. Ocho años más tarde, en 2007, aparece la película biográfica “El cantante”, protagonizada por Marc Anthony y Jennifer Lopez.