El trastorno esquizoide pertenece al tipo A de los trastornos de la personalidad y se caracteriza por el aislamiento social, anhedonia, frialdad emocional, poco interés en las relaciones sociales entre otros.
Los subtipos del trastorno esquizoide:
El esquizoide embotado (compulsivo). Se caracteriza por: Deficiencia emocional, Fríos, desapasionados, imperturbables, Incapacidad para activar cualquier emoción intensa, sea de carácter social o antisocial, Posee una calidez mínima, pero también una mínima ira u hostilidad.
Esquizoide lánguido (depresivo). Se caracteriza por: Forma de relacionarse insípida, Carencia de vitalidad, Déficit de iniciativa social, Empobrecimiento afectivo, Vaguedad cognitiva en cuestiones interpersonales, Fatigabilidad, Debilidad en la espontaneidad motora, Experimenta la vida como algo monótono, con períodos de soledad con sentimiento de vacío, Deficiencia en la expresión de afectos, que puede proceder de una incapacidad anhedónica para mostrar entusiasmo o experimentar.
El esquizoide despersonalizado (esquizotípico). Parece que contemplan una realidad interna que los sitúa cada vez más en su aislamiento, pero no están absortos en nada en particular, Parecen ocupar un espacio vacío, desvinculados de las acciones y los sentimientos de los demás y los suyos, Sus pensamientos y sentimientos son un grupo confuso y desorganizado de ideas desconectadas.
El esquizoide distante (evitador). Los niños sometidos a hostilidades y rechazo familiar pueden retirarse para protegerse de forma que se reduzca su potencial original para sentir y relacionarse con el mundo externo. Desean mantener relaciones interpersonales y sentir emociones intensas, pero han aprendido que pueden producir una angustia y decepción extrema, Papel periférico aunque dependiente en las relaciones familiares y sociales, Baja autoestima, Problemas en relación con la autonomía y la competencia social, Observadores desvinculados del mundo, Autodespreciativos, Autoimagen de ser indigno de afecto, Cada vez más distantes con los demás y Fuerza de voluntad débil.
Enfoques psicoterapeuticos:
Enfoque psicoanalítico, cognitivo conductual, terapia de grupo y terapia de esquemas. Desde mi experiencia como Psicoterapeuta sugiero la última ya que este enfoque permite realizar un abordaje terapéutico integral debido a que esta integra varios enfoques.
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Linda Espinoza