Páginas: 272
ISBN: 9788498418231
Precio: 21,95 € (e-book: 9,99 €)
También disponible en edición de bolsillo (Debolsillo, 2013, 9,95 €).
Tú eres una persona muy inteligente, ingeniosa incluso, y también honesta. No hay duda. Recto como un palo. Una buena persona. Pero resulta que te faltan tres cosas importantes: primero, no tienes deseo. Segundo, no tienes alegría. Y tercero, no tienes compasión. Si me preguntas, capitán, son tres cosas que van juntas en el mismo paquete. Si falta, supongamos, la número dos, faltan también la uno y la tres. Y a la inversa. Tu situación es terrible. Ahora será mejor que vuelvas a entrar. Estamos empezando a mojarnos. Adiós. Cuando te veo casi me entran ganas de llorar. Pág. 173.Publicada por primera vez en 1989, Conocer a una mujer forma parte de la extensa obra literaria de Amos Oz (Jerusalén, 1939) que Siruela se está encargando de traducir al castellano desde hace años. El autor no necesita presentación: está considerado uno de los escritores más importantes de nuestros tiempos, su nombre suena desde hace años como candidato al Premio Nobel de Literatura y ya se le ha reconocido con galardones como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2007 y el Premio Franz Kafka 2013. Es, además, un intelectual comprometido con el proceso de paz del conflicto israelí-palestino, como su compatriota David Grossman. Tal vez la novela que he elegido para empezar a leerlo no es su creación más destacada, pero en ella se pueden apreciar muchas de las cualidades que le han dado este prestigio.
Yoel Raviv, un hombre de mediana edad que acaba de enviudar, decide dar un giro a su vida: deja su trabajo como agente del Mosad y se traslada a otra casa junto a su hija adolescente, su madre y su suegra. Ellas son las mujeres a las que trata de conocer, porque durante años su profesión lo obligó a viajar con frecuencia y ahora se da cuenta de lo alejado que ha estado del núcleo familiar, hasta el punto de replantearse también si realmente conocía a su esposa. Con este planteamiento, resulta fácil adivinar que lo que Amos Oz nos propone es una novela introspectiva que reproduce con minuciosidad cada nuevo paso del protagonista. Se titula Conocer a una mujer, aunque bien podría llamarse Conocer a un hombre, puesto que en quien más se detiene el narrador omnisciente es en Yoel, un hombre en pleno redescubrimiento de sí mismo, en un estado de espera, por lo forzado de las circunstancias de su entorno, al que en algún momento deberá poner fin. Sin duda, la novela tiene un trasfondo muy interesante: un hombre trabajador que un día decide quedarse en casa y vivir por sí mismo, cavilando sin parar.
La poderosa escritura, a ratos muy poética y evocadora, con el consiguiente riesgo de parecer repetitiva, ahonda en todas las facetas de Yoel y deja un regusto melancólico, no exactamente triste, pero de algún modo desprende página tras página el particular estado de ánimo de Yoel, que nos invita de forma sutil a pensar en todo lo que le acontece. Amos Oz escribe sobre emociones y deja en un lugar secundario la acción (de hecho, apenas hay trama como tal, es una novela de forma). Estos rasgos también los aprecié en Delirio, de David Grossman, que igualmente reflexiona sobre las frágiles relaciones humanas, aunque diría que este último aún es más denso y lírico. En cualquier caso, en ambos encontramos literatura de alto nivel.
Pero aún hay más: el antiguo jefe de Yoel no se resigna a dejar escapar a uno de sus mejores agentes, por eso el protagonista debe replantearse si regresa o no. Este asunto, además de proponer nuevas ideas y aumentar la complejidad de la obra, le da un punto de intriga que a mi parecer es inherente al Mosad y a cualquier agencia de inteligencia, por aquello de que lo secreto atrae, sobre todo cuando nos encontramos lejos del núcleo de la cuestión. Yoel está curtido en la materia; no obstante, al autor no le interesa revelar todo lo que sabe de golpe, de modo que construye esta parte de su vida poco a poco, nos deja con la incertidumbre de si en algún momento la retomará y pondrá punto final a esos asuntos pendientes. La elección de esta profesión me ha parecido muy inteligente, porque justifica la ausencia de Yoel durante años y al mismo tiempo permite exprimir el jugo de lo que supone una organización como el Mosad. Eso sí, que nadie espere una novela de misterio trepidante; lo principal sigue siendo la introspección.
Amos Oz
En definitiva, Conocer a una mujer sobresale, sobre todo, por un análisis concienzudo de la mente humana en ese proceso de búsqueda de no se sabe el qué, un despliegue narrativo espectacular que en todos los capítulos demuestra que Amos Oz posee una gran capacidad para plasmar los entresijos de las relaciones interpersonales y de uno consigo mismo. La novela juega con la sugestión, porque pone al lector en la piel del protagonista y nunca explica de forma completa los temas en los que Yoel tampoco llega a saber la verdad. Quizá puede resultar un poco repetitiva, pero en cualquier caso es una lectura muy interesante por la riqueza de sus retratos psicológicos.