Pertenecen a la única especie de úrsidos que vive en América Latina. Son mamíferos de gran tamaño que pueden llegar a medir 1.90 metros de alto y pesar 120 kilogramos; siendo los machos el doble de grandes y pesados que las hembras.
Al oso de anteojos (Tremarctos ornatus ) también se le conoce comúnmente como oso sudamericano, ucumari, oso andino, y jukumari. Tiene un pelaje largo y abundante que puede ser negro, marrón o rojizo. Su cabeza es bastante grande, en comparación con el resto de su robusto cuerpo, como sucede con el panda gigante.
Cuenta con un hocico más corto que el resto de las especies y orejas pequeñas. Los osos de anteojos poseen fuertes garras que les permiten trepar en los árboles para buscar alimentos o descansar en especie de nidos que fabrican para tal fin.
El hábitat natural de estos mamíferos se encuentra en los bosques nublados, cerca de los ríos, en la Cordillera de los Andes. Viven principalmente en Ecuador, Venezuela, Perú y Colombia, aunque se les ha visto también en Panamá, Bolivia y Argentina.
Este es un animal omnívoro, solitario y de hábitos diurnos. Se alimenta principalmente de tallos, plantas, frutas y hojas, que afortunadamente tiene en abundancia en su entorno. Ocasionalmente consume venados, conejos, reptiles, insectos, y hasta restos en descomposición ya que es carroñero. El período de vida del oso de anteojos es de 25 años en cautiverio y un poco menos en estado silvestre.
En peligro
Este oso es una especie que se encuentra en peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat natural y a la caza indiscriminada al que es sometido por su piel y carne. En el año 2004 se informó de la existencia de 18.000 ejemplares, aproximadamente, en toda Sudamérica.
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