Conociendo la Historia…por César del Campo de Acuña
Breves orígenes del oficio más antiguo del mundo
Desde prácticamente el principio de los tiempos ha existido la prostitución. Desde la antigua Babilonia, la Roma clásica, pasando por la oscura edad media, el refulgente renacimiento, la ilustración hasta llegar a la edad moderna, este desempeño ha estado ligado a la humanidad. Hoy en días, desde Barcelona a Tokio, las Agencias de escorts de lujo, los servicios de acompañantes, los clubes de alterne, los chicos y chicas que hacen la calle son una realidad visible y palpable de un negocio tan rentable como polémico.
Dejando a un lado el debate que suele acompañar a esta actividad arrojemos un poco de luz sobre los orígenes de esta práctica. Como les decía en el anterior párrafo, uno de los primeros rastros de la prostitución los encontramos en la antigua Babilonia y en Sumeria. Lo que no mucha gente sabe es que el desempeño del termino latino Prostituere (termino que significa literalmente exhibir para la venta) estaba ligado a la fe, la religión y la hospitalidad. En el siglo XVIII a. C, los historiadores Heródoto y Tucídides detallan en sus textos que en Babilonia todas las mujeres estaban obligadas a pasar al menos una vez en la vida por el templo de Militta (en Grecia, Afrodita) para practicar sexo con un extranjero como signo de hospitalidad a cambio de dinero. ¿Y de que tradición heredan los babilonios esta práctica? Pues de las Canaanitas, sacerdotisas sumerias entregadas a la adoración de la Diosa Innana (Diosa de la belleza y sensualidad) consagrando su virginidad al templo al cual servían fornicando con aquellos que habían dejado una ofrenda económica. Siguiendo con el camino religioso, hay que destacar que la prostitución estaba muy arraigada en la cultura fenicia como rito religioso en honor de Astarté, antigua Diosa de la fertilidad. Con lo mucho que viajaron los fenicios, en poco tiempo la prostitución se instauro en todos los puertos del Mediterráneo. Por cierto, volviendo a Innana/Ishtar, debo señalar que era la protectora de las prostitutas y de los encuentros sexuales extramaritales (el matrimonio en Babilonia no implicaba el amor tal y como lo entendemos hoy).
¿Tenían derechos? Si, las mujeres que practicaban la prostitución en el siglo XVIII a. C tenían derechos sobre la herencia como recogía el Código de Hammurabi en varios apartados, pero, a pesar de ello no estaban demasiado bien vistas. Por ejemplo, en Israel, la prostitución era común a pesar de estar expresamente prohibida por la ley judaica y en la Grecia clásica tenían un sitio apartadas para ellas en los templos, estaban obligadas a vestir ropajes (tanto ellas como ellos) llamativos que revelaran su condición y eran enterradas/dos separados del resto de los ciudadanos. Pero que estuvieran mal vistas no significa que no tuvieran que pagar impuestos, ya que las polis griegas como por ejemplo Atenas, lugar donde encontramos el primer burdel de la historia (fundado por Solón en el siglo VI a. C), obligaban a pagar impuestos a todos los que practicaran el porne (termino griego utilizado para designar la prostitución derivado del verbo Pernemi, el cual significa vender). Dos de las más famosas prostitutas de la antigüedad fueron Lais de Corinto y Lais de Hyccara, famosas por su belleza, por su compañía y por las altas sumas que cobraban por la misma. Fíjense si sería un negocio rentable que el citado Solón mando a construir un templo dedicado a Aprodites Pandero (Diosa/patrona del negocio) con los beneficios que saco de su burdel.
Ya en el Imperio romano, siendo la prostitución algo muy común y extendido, los que la practicaban (fundamentalmente mujeres) eran bien consideradas e influyentes, que solían vestir el color purpura (pigmento muy caro) para diferenciarse de las demás. No estaban exentas de pagar impuestos al estado y tenían nombres distintos según su estatus y especialización.
Pero ¿no las persiguieron y/o prohibieron? Pues sí, a pesar de ser el oficio más viejo del mundo, prácticamente desde sus inicios estuvo demonizado y perseguido. Los egipcios, por ejemplo, fueron los primeros en prohibir las relaciones sexuales con las nativas y/o mujeres domiciliadas en los templos y en el resto de lugares sagrados de la época. Carlo Magno, en el siglo IX, ordenó el cierre de todos los prostíbulos/burdeles donde a las mujeres se les permitía tener relaciones sexuales promiscuas y mando al destierro a las prostitutas. Pero debido a lo impopular de la medida, la corrupción y lo difícil que era hacer cumplir esta ley, no tuvo mayor trascendencia.
Desde estas primeras persecuciones podemos saltar a la oscura Edad Media. Han de saber que a pesar de ser una época de fanatismo religioso, la prostitución siguió ligada a la sociedad y a los grandes eventos históricos. Por ejemplo, las prostitutas viajaban en las compañías de soldados que se dirigían hacia las cruzadas disfrazadas de hombres para vender sus servicios por la noche. Añadan que las meretrices acudían a torneos, fiestas populares y ferias ambulantes con el mismo objetivo. Por otro lado los burdeles solían ser regentados por los propios municipios/villas/pueblos/ciudades en los que se encontraban. ¿Y dónde era fácil encontrar a mujeres dedicadas al oficio más antiguo del mundo? En las ciudades universitarias, por la gran afición de los estudiantes a los servicios. Los rectores solían velar por que los estudiantes no frecuentaran su compañía pero creo que no hace falta decir que no tuvieron demasiada suerte en su empeño.
En el siglo XVI hay dos elementos de la historia de la prostitución llamativos. Por un lado con la irrupción de las primeras enfermedades de carácter sexual no se permitía a las mujeres dedicadas a la prostitución a tener relaciones con más de tres hombres al día. Por otro lado, en la España de los Austrias, para que una mujer pudiera dedicarse al oficio de la prostitución en un lupanar tenía que demostrar tener más de 12 años, haber perdido la virginidad, ser huérfana o haber sido abandonada por su familia (siempre que esta no formara parte de la nobleza). Si demostraba todo eso, además tenía que mantener una charla con el juez sobre la inmoralidad del oficio que quería practicar. Si el representante de la ley no lograba disuadirla y apartarla del camino que había decidido tomar, le otorgaba un documento que le permitía dedicarse a la prostitución. Añadan, que hubo un momento de la historia durante la Edad Moderna, que había tantas cortesanas en palacio y en los círculos de influencia que tuvieron que regular su presencia por medio de una figura que las limitara y las obligara a seguir la ley.
Del Siglo XVIII en adelante, muchos países la prohibieron, pero eso no ha impedido que el oficio más antiguo del mundo (el cual incluso se da de algún modo en el reino animal) siga practicándose. Hoy en día y como decía en el primer párrafo, es un negocio multimillonario no exento de polémica, al que la sociedad no termina de aceptar a pesar de llevar caminado junto a él desde el principio de los tiempos.
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