El pasado mes de febrero tuvo lugar la segunda cumbre entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo norcoreano Kim Jong-Un en Hanoi. La cumbre finalizó cuando la delegación norteamericana se levantó de la mesa de negociaciones de forma abrupta, sin llegar a ningún acuerdo. Ambas delegaciones dieron versiones contrarias al repentino fin de la cumbre; por un lado Trump dijo que decidió no firmar ningún acuerdo puesto que los norcoreanos querían el levantamiento del total de las sanciones que Estados Unidos viene imponiendo a Corea del Norte desde hace años por su programa nuclear. Por su parte, la delegación norcoreana dijo que sólo pretendían un levantamiento parcial de las sanciones.
En días posteriores desde Corea del Norte manifestaron que estaban pensando en suspender el diálogo con Estados Unidos para llevar a cabo la desnuclearización de la península por la falta de voluntad estadounidense, a lo que el Secretario de Estado John Bolton respondió con una advertencia sobre posibles consecuencias si Corea del Norte volvía a realizar nuevos ensayos de lanzamientos de misiles.
La semana pasada, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra Corea del Norte, sanciones que fueron derogadas por Donald Trump. Esta última acción pone de manifiesto que el presidente norteamericano está decidido a llegar a un entendimiento con Corea del Norte y conseguir que por fin se firme la paz, la cual se resiste desde el armisticio de 1953. Es muy posible que no lo consiga, puesto que si se firmara la paz Estados Unidos saldría seriamente perjudicado, sobre todo si pretende seguir manteniendo su actual status de primera potencia mundial. Perdería mucha influencia en la zona de Asia, posiblemente tuviera que retirar las tropas de Corea del Sur -puesto que si ya no hay amenaza no tendría sentido que estuvieran allí- y el levantamiento de sanciones facilitaría los intercambios comerciales de Corea del Norte con China, Rusia y Corea del Sur. Recordemos que Estados Unidos considera a China y Rusia como enemigos.
Por tanto, las principales dificultades para llegar a un entendimiento entre Estados Unidos y Corea del Norte van a venir del propio Estados Unidos, y por mucho que Trump quiera llegar a un acuerdo que sería histórico, lo va a tener francamente difícil. Ójala consiga vencer los obstáculos y se llegue a firmar la paz.