"Consejitos vendo y para mí no tengo".... Lo he dicho muchas veces, los refranes son casi tan irrefutables como una teoría matemática y no pasan de moda, pues las situaciones que vivimos actualmente, son renovadas, pero estar...¡Están todas inventadas!
El post de hoy viene a cuento de lo que leo por ahí, de lo que me cuentan y de la propia experiencia (errónea o no... pero experiencia al fin y al cabo) porque ni yo me libro de que se me aplique tan famoso refrán.
Cuando alguien te pregunta o te pide consejo, de repente te sientes importante, tienes en tus manos el poder de convicción, puedes decirle a la otra persona lo que se supone que debe hacer o decir, incluso puedes darle tu opinión sobre cómo actuarías si estuvieses en su pellejo... ¡Habría que ver si realmente en su lugar también lo harías!
Claro que mola, tú que te crees "Rubita Todopoderosa" le sueltas a tu amiga que te mira con cara de pena: "No, bonita ¡Ni se te ocurra volverle a llamar!" Y te quedas más ancha que larga mientras tu amiga se seca las lágrimas derramadas por culpa de algún "Macho Alfa" de vigésimo primera generación.
Pero claro, tu amiga que es la que sufre la pena, la que se muerde las uñas porque el "susodicho" no la llama piensa que: "Si lo dice la Rubita, tendrá razón". Pues no, razón ninguna.
Digo lo de los consejos porque todos hemos dicho una cosa para en menos de 5 minutos aplicarnos a nosotros mismos el consejo contrario... ¡Poco nos dura la coherencia cuando de amor y desamor se trata! ¿Quién es incapaz de resistirse al típico: Si yo fuese tú"?
Aunque cuando dejo de seguir los consejos de otro, siempre me aplico el "Super Consejo", "El consejo Supremo", ése consejo que falle o no falle, es el que más se aproxima a lo que la Rubita proclama (y éste consejo lo da la más experta de todo el Aquelarre): "Haz lo que te nazca"
Dicen que nunca debes pedir opinión sobre tu vida a quién no va a lidiar con las consecuencias... Y razón no les falta. Es fácil ver los toros desde la barrera y limitarte a pedir al Jurado la absolución del toro, o que premien al con un rabo y dos orejas por la estupenda Sí, abrir la boca y soltar lo que te parezca es gratis... Pero aplicado a la vida real, es otra cosa, sobretodo por las temidas consecuencias.
Hoy me ha pasado algo curioso respecto a los consejos... y es que el mejor de todos siempre será: No los des.
Yo no soy la "Rubita Todopoderosa" pero algo he hecho queriendo o sin querer... Alguien del ciberespacio me ha leído y ha pensado que quizás lo que yo digo sea digno de evaluar, de absorber y quedarse con algún resto de mis palabras.
Pues bien, yo no tengo la razón absoluta en nada de lo que digo y desde luego mi vivencia es objetiva y mis consejos sólo pueden ser vistos "desde la barrera".
Ésa persona que me ha leído y que dice que mi vivencia le ha hecho reflexionar (joder, me siento super responsable por todo lo que haya podido decir y lo que alguien haya podido interpretar) no debe hacerme caso... Y no porque no tenga razón en lo que digo, sino porque lo que a mí me ha funcionado no sirve como regla general.
Siento una mezcla de sentimientos rara, siento eso que deben sentir los profesores cuando terminan de corregir un examen y ven que la mayoría de los alumnos han aprobado...Sonríen pensando "de algo ha servido lo que les he enseñado"...
Yo no soy maestra de nada, sino todo lo contrario, soy aprendiz de todo...Y consejitos vendo que para mí no tengo. Ojalá yo me fuera fiel y siguiese mis propios consejos.
Pero soy la primera que desoye a mi cabeza, que le ha puesto una mordaza a su cerebro y que realmente me aplico el ya mencionado anteriormente "El Consejo Supremo": Hago lo que me nace, ni más ni menos.
Soy una persona impulsiva (debería contar hasta 100.000 primero) y sé que eso no es bueno, las decisiones no deben tomarse en caliente, ni tampoco aceptar al 100% ningún consejo... Como ya he dicho muchas veces: Nadie puede vivir por ti, ni crecer por ti y yo mucho menos.
Si hemos de tomar una decisión, que sea la decisión que sentimos, la que realmente nos haga sentir bien... Yo no voy a ser la que viva con los hijos de nadie para hablarles de cómo educarlos, ni tampoco seré la que aguante al marido de ninguna para decirle cómo debe tratarlo...
Son opiniones personales, en las que hoy me he sentido profundamente feliz (por comprobar que "no cae en saco roto") pero también muy responsable. Si puedo ayudar en algo, arrojar luz o servir de experiencia para alguien ¡Eso es genial! Pero aunque suene irónico a estas alturas... Sólo puedo dar un consejo:
Consejitos vendo (realmente son gratis) y para mí no tengo, ni ganas, ni fuerzas para mantenerlos...