Consejos (distintos) para ser más ecológico

Por Cooliflower
    Abandona el formato CD para la música. Hace tiempo que quieres cambiar tu viejo radiocasete del coche, tu pareja no te deja y nosotros aportamos la excusa perfecta… En la universidad de Stanford hicieron un estudio en 2009 que demostraba, aparte de que sus PDF aburren a las moscas y de que Intel y Microsoft tienen ingente dinero para financiar estudios estúpidos, que utilizar el soporte CD emite más gases a la atmósfera. No hace falta pensarlo mucho, es de cajón. Sé digital, abuelo (¡recicla tu vieja radio!). Y cuidado que viene Sinde, te vacía la cuenta y se come al coco…
    Escribe a doble cara. No sabemos quién fue el primer megaguay que empezó a escribir frases incoherentes a una sola cara, pero seguro que en el colegio no lo hubiera hecho porque sus padres le hubieran crujido. Consumir papel reciclado y usar un folio entero para apuntar “hay que comprar cuartillas” debería estar prohibido por la policía del karma y el dios de la inteligencia. Antes de llorar por el árbol perdido, evita que lo talen.
    Viaja, pero conoce tu entorno primero. Sí. Viaja cerca de casa por vergüenza, rentabilidad, amor a la tierra… porque hacer un viaje a los fiordos noruegos cuesta un fiordo y medio y porque evitas generar toneladas de CO2. Reducir el esnobismo ayuda a la capa de ozono.
    Cultiva amistades reales (y cuidado con quién cultivas). Unas amistades sanas y productivas harán que tu tiempo se invierta adecuadamente, te volverán más humano y dejarás de mirarte el ombligo. El mundo llega más allá de lo que ocurre entre la televisión y el monitor del ordenador. Conversa, disfruta de la compañía real… y piensa que dañando al planeta también les dañas a ellos.
    Bebe agua del grifo. Si no te resulta demasiado buena, utiliza algún sistema de filtrado o, mejor, añade un chorrito de limón, pero no compres agua embotellada. No es mejor, no es más “chic” y contamina muchísimo. En serio, ¿de verdad crees que es más sano agua recalentada envasada en plástico?
    Lee, lee, lee… pero utiliza la biblioteca pública. El intrincado proceso mental para asimilar una lectura hace que el cerebro trabaje activamente. Ver un documental mientras se habla con el móvil es similar, intelectualmente, a rascarse el escroto con un diccionario. Menos jueguecitos de “entrenamiento mental” y más libros. La biblioteca está lleno de ellos: dosis de sabiduría compartida (y más bosques a salvo).
    Cuídate (lo justo). La imagen es importante para la autoestima, pero no es la razón de la existencia. Las cremas con aceite de visón se llaman así porque un bonito visón “presta” el aceite a las farmaceuticas, las cremas con extracto de coral… adivina. Lee las etiquetas, acepta el paso del tiempo y que las cremas antiarrugas no te planchen el cerebro.
    Practica sexo (lo que puedas). Te mantiene en forma, eleva tu nivel de endorfinas, te pone como una moto (ecológica) y mientras andas en plena faena no piensas en dar guantazos a los políticos. Y si ya eres político, ¡por dios, practica MUCHO sexo, pero de verdad y de forma consentida!