He tenido la mala pata de apretar un botón incorrecto y se me ha borrado todo lo que había escrito. Maravillas de los ordenadores. Como estoy cansado no me veo con ánimos de volver a escribir unas recomendaciones -muy sencillas- ante la llegada de la avalancha de los juguetes en estas fiestas navideñas marcadas por la crisis. En resumen, deseo que sean unas fiestas diferentes y que a los niños no les traigan nada de lo que han pedido sino "sorpresas" verdaderas, inesperadas y no electrónicas. La frustración es una buena enseñanza para su vida futura. ¿Qué recomendaciones sugerirían ustedes?