Ubicada en el corazón del Vaticano, puede entenderse a la Basílica de San Pedro como el núcleo principal de la ciudad amurallada. Además de su ubicación estratégica, el templo fue proyectado para ser la basílica más grande del mundo, contando con un espacio interior de 193 metros de longitud por 44,5 metros de altura. Estos números dan como resultado un templo monumental que es un referente máximo dentro de la arquitectura religiosa. Sin duda puede afirmarse que la Basílica de San Pedro logra su cometido y puede conmover tanto a los creyentes como a los turistas que se acercan a conocerla por curiosidad.
Entradas y accesos
A diferencia de otras atracciones de la ciudad, el ingreso a la Basílica es gratuito. Algunas agencias y organizaciones privadas suelen ofrecer una entrada paga para aquellos que desean hacer una visita rápida y evitarse la fila. Este tipo de transacciones sólo tienen como fin sacarle algo de dinero al turista, ya que las filas suelen ser ágiles y no se prolongan demasiado entrada la tarde.
Vestimenta y objetos personales
Una vez en la fila, los visitantes pasan por una estancia donde un grupo de empleados determina cuales quienes pueden ingresar o no teniendo en cuenta su vestimenta. Este filtro suele dejar a muchas mujeres afuera, ya que está prohibido ingresar con prendas que revelen demasiado el cuerpo. Es aconsejable llevar cubiertos los pies, los hombros y las piernas. Evitar prendas con escote, faldas y musculosas.
Más tarde, cerca de las puertas de acceso, todos los visitantes deben pasar por un control de seguridad donde se escanean las mochilas y los bolsos personales. Este control tiene como finalidad evitar cualquier tipo de atentado y no se pueden ingresar objetos punzantes ni líquidos; se trata de un control muy parecido al que se realiza antes de subir a un vuelo.
Atracciones y sitios de interés
La Piedad
El sólo ingreso a la Basílica vale la pena en sí mismo. Su altura monumental y la calidad de sus detalles arquitectónicos conforman una experiencia inigualable para cada uno de sus visitantes; pero existen algunos sitios en su interior que pueden catalogarse como puntos de interés especial como “La Piedad”, la famosa estatua de Miguel Ángel. La escultura de mármol representa la muerte de Jesucristo y su reposo en manos de la Vírgen María; se encuentra preservada detrás de un vidrio a prueba de balas y a sólo metros del acceso.
Grutas Vaticanas
Una increíble estructura de madera ornamentada llama la atención por su imponente altura y su posición estratégica a sólo metros de la cúpula. Se trata del baldaquino de San Pedro, un elemento que contiene la tumba del obispo romano y el Altar Mayor Papal.
Muchos de los líderes religiosos fallecidos descansan en el interior de la basílica. Tal vez, la tumba más ilustrativa sea la del Papa Juan Pablo XXIII cuyos restos han sido embalsamados y están a la vista de los visitantes. Los interesados en descubrir más tumbas papales pueden realizar el recorrido Grutas Vaticanas que cuenta con un ingreso gratuito; además de las tumbas, se exhiben maquetas en escala que ilustran el aspecto de la basílica a lo largo de los años.
Mirador de la Cúpula
Los fanáticos de las vistas panorámicas seguramente apreciarán el mirador de la cúpula, también llamado “Mirador de la Torre”. Para llegar a él se deben subir a pie 500 escalones y pagar un importe de cinco euros. Los que quieran acceder a un ascensor durante una parte del tramo deberán pagar siete euros y podrán subir sólo los últimos 320 escalones (que equivalen a 17 pisos).
Necrópolis Vaticana
Uno de los recorridos más fascinantes que ofrece Roma es la Necrópolis Vaticana, un trayecto guiado por el subsuelo de la Basílica. Para conservar en buen estado este sector, las visitas son restringidas y se limitan a tan sólo 250 vacantes al día. Su valor es de 10 euros y requiere previa solicitud.