Una de las compras más importantes en la vida de una persona es la del coche que usará para moverse en sus desplazamientos. Sin duda, en los primeros meses de vida es cuando el dueño mima más su nueva máquina rodante pero hay que mantener esa precaución en el resto de su vida útil.
Cuando toca parar para bajarse del coche, llega un momento de pequeño estrés por la necesidad de evitar golpes que dañen la carrocería del coche.
Si el propietario del vehículo cuenta con un garaje donde estacionarlo y no dispone de los modernos sensores de aparcamiento, es muy recomendable la adquisición de protecciones para garajes destinados a amortiguar y/o reducir el daño por una posible colisión.
Si. por el contrario, se va a aparcar en la calle, Termiser Protecciones ofrece una serie de consejos para hacerlo como un “conductor de primera”:
- Señalización: lo primero cuando un conductor se acerca al lugar establecido como objetivo es fijarse en las señales que puedan indicar la prohibición de aparcar. Por tanto, es conveniente evitar estacionar, por ejemplo, pegado a un vado permanente porque serían plazas en las que puede salir un coche de un garaje o parking y que no disponga del suficiente espacio para ello. Así evitaríamos situaciones de posibles impactos por parte de otros conductores que tratan de salir de un lugar por un hueco estrecho.
- Sin prisas: está demostrado que las prisas no son buenas, y mucho menos para estacionar un vehículo. La maniobra debe ser cuidada al milímetro para que nada falle en la acción y por ello es conveniente que uno se tome su tiempo.
- Ojo al que está cerca: es conveniente tener en cuenta que, si se deja el coche en una plaza con poco espacio, hay que fijarse también en el coche adyacente porque, si tiene muchas marcas, es posible que deje su impronta en la carrocería. Quizá, en ese caso, sea más conveniente buscar otro lugar para asegurarse algo más de tranquilidad.
- El viejo truco del “dale”: hasta la aparición de los sensores de estacionamiento, el truco para aparcar al milímetro era que el acompañante del conductor -si lo hubiera- se bajara para indicarnos a voces con ese término sobre la cercanía a otros elementos. Sin duda, sigue siendo un buen modo de hacer un aparcamiento limpio.
- Respeto por los demás: es otra de las claves, ya que los golpes no son siempre responsabilidad del otro. Así que conviene no recurrir a la técnica “al toque” porque, además de dañar al otro, provocaría huella en el propio.
Estas son solo algunas de las recomendaciones para evitar esos sustos de encontrarse con algún arañazo o marca en la carrocería de esa máquina con ruedas a la que tanto aprecio tiene un conductor.