1. No abuses del sol: es el peor enemigo para tu rostro. No tienes más que fijarte en cómo envejecen las personas que han tomado exageradamente el sol. ¿Quieres tener así a cara en el futuro? Pues entonces utiliza crema facial con factor de protección solar (mínimo SPF 15) cada vez que vayas a exponerte. Lo ideal es que en los meses de sol utilices una hidratante de día con algo de protección.
Y por supuesto, nada de sesiones de rayos UVA. Si quieres estar bronceada, lo más sano para tu piel es que te hagas con un buen autobronceador.
2. No fumes: aparte de sus otros múltiples efectos nocivos, el tabaco deteriora muchísimo el rostro y lo hace envejecer con más rapidez. Invierte en tu salud y en tu belleza dejando de lado los humos.
3. No sigas dietas agresivas: sobre todo a partir de los 30, perder peso de forma drástica (o aumentar) puede tener consecuencias sin vuelta atrás para tu piel, que con la edad irá perdiendo elasticidad y será incapaz de recuperar su forma original. El resultado: flacidez visible en todo el rostro.
4. Mantén tu hidratación por dentro y fuera: mantén tu cuerpo hidratado. No es necesario que lleves una cantimplora contigo todo el día, pero sí que bebas alrededor de un litro y medio mínimo (por supuesto, la cantidad depende de tu actividad física diaria). Para tu rostro, sigue la rutina diaria con una buena hidratante y, si tienes problemas, acude al dermatólogo.
5. Evita el estrés: cuanto más agobiante y fatigoso es nuestro ritmo de vida, más lo acusa nuestra piel. Trata de organizar bien tu día a día, delegar y no cargarte de responsabilidades para no envejecer antes de tiempo.
EVITA LAS ARRUGAS