Cuando en logística hablamos de que “el mercado” exige esto o “el mercado” marcará aquello, hablamos en realidad de las tendencias logísticas de los consumidores de hoy (particulares o empresas) proyectadas hacia el futuro inmediato.
Si revisamos nuestro papel como consumidores, y cómo ese papel ha cambiado en los últimos doce meses, resulta verdaderamente sencillo establecer hacia dónde se mueven nuestras necesidades, que al fin y a la postre, son los lápices con los que se dibujan las tendencias logísticas.
Hace no muchos años era el cliente el que asumía muchos de los procesos (costes) que hoy debe asumir la logística. El cliente se desplazaba al producto (tienda), empleaba su tiempo mirando y comparando, conformaba su propio pedido (picking) y lo transportaba a su lugar de residencia (última milla). Además, asumía completamente todas las incidencias no relacionadas con la garantía funcional del producto que, desde el momento del pago, le sucedieran como robos, pérdidas, roturas, etc.
Hoy, aunque los precios de los productos no han cambiado, a las empresas les toca asumir que, desde que el cliente lanza el pedido hasta que lo toca con sus manos, todos los costes tangibles o intangibles de todas las operaciones y procesos necesarios, los soporta la cadena de distribución.