El domingo pasado comenzó para mi la temporada de sol y playa pero como siempre tenemos que tomar precauciones para que los primeros rayos de sol no dañen nuestra piel. Estos días apetece sentarse en una terraza a tomarse un aperitivo al aire libre, salir a la calle o simplemente tumbarse a tomar el sol. El sol tiene múltiples beneficios para nuestro cuerpo: nos aporta vitamina D, que favorece la absorción del calcio; mejora el aspecto de la piel en casos de acné y psoriasis; y aumenta nuestras defensas, ya que hace que nuestro cuerpo genere más glóbulos blancos.
Sin embargo, el sol se convierte en un gran peligro para la piel, especialmente cuando tomamos los primeros ‘baños de sol’ de la temporada. Nuestra piel, más sensible tras el invierno, es más vulnerable a las radiaciones ultravioletas, las responsables del fotoenvejecimiento y las quemaduras solares. Por ello yo suelo tomar las siguientes precauciones:
- Evitar tomar el sol en las horas centrales del día
- Ingerir líquidos y frutas para evitar la deshidratación
- Utilizar un factor de protección elevado, especialmente los primeros días, aunque nunca inferior de 20 PF.
- Usar fotoprotección no sólo para tomar el sol, sino siempre que salgo de casa.