1. Conoce principalmente tu router y los conceptos WiFi. El router no funciona como por arte de magia: en su interior hay un sistema operativo que tu proveedor de Internet ha preparado lo mejor que se ha podido. Pero pocas veces una configuración incluida de fábrica se adapta a todas las necesidades de los usuarios: con contraseñas que son débiles, puertos sin abrir, velocidad demasiado baja, etc.
Es por eso que conviene que te armes de mucha paciencia y aprendas mucho sobre tu router: cómo son los métodos para acceder a su configuración interna, qué hace cada opción y cómo actualizar su firmware sin que se produzca ningún daño. Al mismo tiempo, es conveniente que te informes sobre cada tipo de cifrado WiFi y sobre el funcionamiento mínimo de lo que es toda tecnología WiFi.
2. Modifica la configuración que viene por defecto del router. Una vez que has aprendido lo necesario sobre tu router, es conveniente que cambies su configuración para que se adapte a tus propias necesidades. Ningún tipo de cifrado está a prueba de ataques criptográficos, pero si seleccionas las tecnologías más robustas, la probabilidad de que tu red sea invadida por extraños se reduce bastante.
3. Aprende a utilizar las herramientas de auditoría de seguridad. En el arte de la seguridad informática: para poder impedir que alguien supere todas las defensas de tu red que se han implantado hay que saber qué tipo de herramientas se usan para hackear las redes WiFi.
En la actualidad, existen muchas herramientas para obtener las claves wifi, por eso es necesario un sistema de ciberseguridad el cual nos garantice que nuestra red siempre va a estar bien protegida del acceso de extraños o intrusos que puedan ingresar y hacer de las suyas, por eso la ciberseguridad más que un lujo es una necesidad que cualquier persona que desee tener seguridad en su red se puede dar.