Consejos para viajar a Roma en invierno

Por Mundoturistico

A pesar de ser una ciudad muy turística, mucha gente aún no conoce Roma en condiciones -quizás, en una escala, un viaje de estudios…-. Solo puedo decir que están tardando. Roma es una ciudad única en el mundo en el plano viajero y desdeñarla por hechos un poco fastidiosos como que hay demasiados turistas, que es un caos o que está sucia es para mí un error. Las ciudades son a veces pequeños monstruos que tienen mil caras y que tan solo con tiempo y paciencia, recorriéndolas a conciencia, nos muestran su lado más auténtico. Puedo entender que no te apetezca, pero siempre hay tiempo para todo. Mi consejo es que vayas a Roma y hoy me centraré en que será una buena idea hacerlo en invierno. También te cuento por qué y algún consejo para disfrutarla al máximo.

Es una buena fecha para ir

El consejo más habitual respecto a Roma en cuestión de la época para visitarla es que no se vaya en verano, pues hace mucho calor. No me quiero imaginar además cómo debe de ser tanta gente y con altas temperaturas; desde luego que no. Yo fui el pasado diciembre y puedo asegurar que invierno es un buen momento para ir. Las temperaturas no son muy extremas y a no ser que le dé por llover -puede llover mucho- el tiempo suele ser bastante apacible. Eso sí: frío hace, así que no dejes de llevar ropa de abrigo.

Otra pena que pensaba sobre el tiempo era no poder parar mucho tiempo frente a los principales monumentos. Por ejemplo, justo en frente del Coliseo, hay unas escaleras donde en la parte superior, hay un muro con vistas geniales al monumento. Con buen tiempo sería un plan perfecto echar un rato ahí, con una botella de agua y quizás un trozo de pizza, observando un lugar tan mágico.

Disfrutar la Navidad en Roma

Cada época tiene sus peculiaridades a la hora de viajar y sin duda, una de las mejores circunstancias que se pueden dar en invierno es que nuestro trayecto coincida con épocas navideñas. Viajar a una gran ciudad europea en Navidad siempre hace cierta ilusión. Es muy disfrutable ver sus mercadillos, la iluminación callejera o el ambiente de las familias que salen a recorrer su ciudad.

En el caso de Roma, no había una iluminación demasiado llamativa, pero sí nos encantó las cientos de luces que adornaban los locales. En algunos casos quizás no sean solo por Navidad, pero desde luego, quedaban genial en nuestros paseos invernales. En cuanto a los mercadillos, hay alguno navideño en las principales plazas pero no son están demasiado currados. De hecho, el de Piazza Navona, era más un mercadillo de feria, con sus juegos de tómbola y los ‘caballitos’, lo que también le daba un punto, por qué no. En nuestros cuatro días por Roma, disfrutamos mucho del ambiente navideño.

La ciudad de noche

También hay que tener en cuenta que durante el invierno, anochece pronto. Por eso, en torno a las 17.30 caía la oscuridad sobre la ciudad. ¿Problema? No. Para nosotros no lo fue. Descubrimos otra ciudad, encantadora, elegante, viva y también maravillosa. Cuando era pronto y no sabíamos qué hacer, recurríamos a Trastevere, un barrio con cientos de locales, cada cual más apetecible y un ambiente alternativo que nos cautivó (para tomar algo os recomendamos el Baccanale). Divisábamos así también la zona del río, que al estar iluminada nos hacía fijarnos en detalles que de día no advertíamos.

Otra recomendación en #Roma: pasear de noche por el centro, por la zona del río, por Trastevere… ¡Es encantadora! #Roma #monuments #europa #travel #trip #viajes #viajar #instapic #italia #vacaciones #history #wanderlust #tourism #turismo #blogs #blog #blogViajes #blogger #igRoma #igersItalia #travelblogger #Italy #viajeros #igItaly #ig_italy #igersItaly #igers_italy #igRoma

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Por último, la hora de la cena era también muy especial, ya que la gastronomía italiana es otra de nuestras debilidades y en general, comer, ahora también se ha convertido en un momentazo en los viajes. Por eso, nos encantó disfrutar de una cena en un local pequeño del que Tripadvisor nos había dado las señas y poder encontrar hueco y devorar su pasta con trufa –; cenar en la Plaza de Campo de’ Fiori, siempre con ambientazo -en el Restaurante Magnolia-; y hacernos también con un hueco en la demandada enoteca Cul De Sac, con vinos de primera y comida riquísima.

Planes en la ciudad si llueve

Como os adelanté, la lluvia es algo común en Roma en invierno. El nivel de precipitaciones en esta estación supera a Londres, así que algún día tendrás que lidiar con este inconveniente. A nosotros nos tocó un día. En función del día que te toque, puedes reservarlo para visitar museos -que hay varios y con buenas exposiciones-, el Mercado de Trajano, que incluye un museo sobre este lugar en el pasado o por supuesto, la visita al Vaticano, que es uno de los imprescindibles.

Con todo ello, nosotros, como nos tocó el primer día, intentamos hacer vida normal y de hecho, fue el día que visitamos el Foro Romano. Para ello, recuerda meter un chubasquero y buen calzado, ya que calarte los pies nunca es una buena idea. Incluso cuando llueve Roma es muy bonita. Incluso así, el viaje fue una delicia…

La elección del hotel: también importante

Hay siempre diferentes factores por los que alguien elige un hotel. La ubicación es siempre importante y en el caso de Roma, más. A ello hay que añadir que la ciudad es algo cara, por lo que habrá que hacer un esfuerzo económico si queremos algo muy céntrico. La cuestión es que al ser céntrico también ayudará a poder aprovechar más la ciudad, pues podremos hacer parones cuando el frío nos apriete o en general, para poder hacer descansos. Nuestra elección, el hotel Regno, fue genial porque nos permitió eso, pudiendo aprovechar muchísimo el viaje. Eso sí: cuesta en torno a 130 euros la noche.

Gracias a la ubicación del hotel, nosotros pudimos disfrutar de cinco días en la capital de Italia sin coger ni un solo medio de transporte más allá del taxi que tomamos al llegar y volver desde el aeropuerto. Así, también, evitamos los momentos de frío y disfrutamos muchísimo de la ciudad.

¡Viva los pequeños placeres! Un chocolate, un helado, una pizza callejera…

No sé por qué pero me llevé la impresión de que Roma es la ciudad de los caprichos. Quizás porque es muy fácil comprar un trozo de pizza, porque hay un montón de locales de comida rápida, porque el helado se come en todas las épocas del año, porque hay puestos de castañas, porque es ideal también para un chocolate caliente… y digo esto porque como es invierno y es algo complicado disfrutar de tomar algo en una terraza, no hay nada mejor que recorrer la ciudad y hacer parones para disfrutar de estos pequeños placeres.

Espero haberos convencido, pero acabaré diciendo que iría a Roma aunque fuera pleno verano. Creo que como gran ciudad y como lugar de encanto permanente, encontraría siempre una forma de poder reducir todos los obstáculos