La luz ha subido un 30% en los últimos cuatro años, mientras que la renta media ha descendido un 10%. Estas desorbitantes cifras han traído consigo el fenómeno conocido como ‘pobreza energética‘: hogares que, por falta de ingresos, no son capaces de mantener sus casas en condiciones térmicas adecuadas.
En 2013, casi un millón y medio de consumidores se quedaron sin luz por no poder pagar la factura. En este sentido, para saber con rigor la potencia que cada vivienda necesita, varía mucho según las circunstancias de cada una. Depende del tipo de electrodomésticos que se tienen en el hogar (por ejemplo, todos aquellos aparatos que emiten calor o frío gastan más), de cómo los utilizamos (por ejemplo, una lavadora en frío usa apenas un 10% de su potencia), de cuántas personas viven en la casa y de cuántos aparatos se conectan al mismo tiempo.
Si saltan ‘los plomos’
hogar tiene margen para poder bajarse la potencia al menos un tramo. Para obtener una cifra estimativa de cuánta potencia se necesita, se deben sumar los kilowatios de todos los electrodomésticos de mayor capacidad. Posteriormente, se añade al resultado anterior un margen de 1kW para iluminación y pequeños electrodomésticos. Una vez hecha la adición, es recomendable dividir el total por tres, ya que no todos los aparatos tienen que funcionar a la vez (Factor de Simultaneidad).
Nota: el valor resultante siempre debe ser mayor que el electrodoméstico de máxima potencia pues, de lo contrario, no se podría utilizar. Esta operación da una idea de la potencia que se necesita. No obstante, es oportuno saber que las compañías eléctricas pueden negarse a hacer más de un cambio de potencia al año.