En la práctica, el desarrollo incluye el aborto y la homosexualidad. El Consenso de Montevideo dice, por ejemplo: "Dar prioridad a la prevención del embarazo en adolescentes y eliminar el aborto inseguro mediante la educación integral sobre la sexualidad y el desarrollo emocional, y el acceso oportuno y confidencial de información de buena calidad, asesoramiento, tecnologías y servicios, incluyendo la anticoncepción oral de emergencia sin receta médica (…) Garantizar, en aquellos casos en que el aborto es legal o despenalizado en virtud de la legislación nacional, la disponibilidad de servicios de aborto seguro y de buena calidad para las mujeres con embarazos no deseados y/o no aceptados (…) Garantizar el acceso universal a servicios de salud sexual y salud reproductiva de calidad, tomando en consideración las necesidades específicas de hombres y mujeres, adolescentes y jóvenes, personas LGTB, (…) y promoviendo la participación ciudadana en el seguimiento de los compromisos. (…) Instar a los Estados a considerar la modificación de sus leyes, reglamentos, estrategias y políticas públicas relacionadas con la interrupción voluntaria del embarazo”.
Además agrega que, “algunas de las experiencias de la región han demostrado que la penalización del aborto lleva a tasas más altas de la mortalidad y morbilidad materna y no reduce el número de abortos; en esto la región da la espalda al esfuerzo para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio". Lo que se ha demostrado totalmente falso, como puede comprobarse analizando el caso de Chile.
La II reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, se realizará en México en 2015.