Conservar los recursos naturales es ganar el futuro

Por Karlosv9

Un ecosistema saludable es básico para poder realizar una gestión sostenible de los recursos hídricos y para lograr una seguridad alimentaria estable.

A esta conclusión han llegado los expertos de las instituciones internacionales UNEP y IWMI, que además han afirmado que este tipo de gestión aumentaría la productividad de los terrenos de cultivo, aumentaría nuestra resiliencia ante el cambio climático y aportaría beneficios económicos a las comunidades pobres.

El agua es fundamental para la producción de alimentos: se necesita para el riego de los cultivos, para el ganado, para la pesca, y es indispensable para multitud de usos.

Sin embargo, las reservas hídricas están en decadencia en el mundo entero. En muchos lugares del mundo, el aumento de la producción alimentaria mediante los métodos de agricultura y ganadería intensiva han costado caro a la biodiversidad, han reducido la polinización y erosionado la tierra, además de contaminar las aguas con sus vertidos tóxicos.

Con el tiempo, los nutrientes fundamentales del substrato se pierden, haciendo que los cultivos sean más proclives a las enfermedades y el terreno quede inutilizado. En el mundo entero, cada año se pierden de 5 a 10 millones de hectáreas de terreno de cultivo debido a su degradación.

Esta degradación de los servicios fundamentales que prestan los ecosistemas está afectando en gran medida a la productividad agrícola: según los expertos, para el año 2050 el cambio climático podría aumentar este impacto hasta el punto de que la productividad de los cultivos cayera hasta un 25%.

El día 22 de agosto 2011, durante la Semana Internacional del Agua 2011 en Estocolmo, se publicó un informe llevado a cabo por el Programa de Medioambiente de las Naciones Unidas (PNUMA) y el Instituto Internacional de Gestión del Agua. En él, las instituciones concluyen que la gestión de agricultura, ganadería y pesca como agroecosistemas con un papel ecológico fundamental aumentaría la productividad, evitaría las crisis de agua y protegería los recursos básicos.

El informe, denominado "An Ecosystems Approach to Water and Food Security", afirma que una gestión de la producción de alimentos basada en los ecosistemas podría restablecer el equilibrio natural, llevando a un uso más eficiente del agua, una menor pérdida de tierras de cultivo, menor pérdida de productividad debido a las plagas y un aumento de los beneficios para las comunidades pobres que dependen de los cultivos, los ríos, los bosques y demás ecosistemas para sus formas de vida y alimentación.

Para ello, afirma el informe, es imprescindible llevar a cabo un cambio radical en la protección del medioambiente, la gestión de los recursos y la producción de alimentos, con medidas específicas para las tierras de secano (en las que viven un tercio de la población mundial, que contiene hasta el 44% de los sistemas de cultivo del mundo y la mitad de la ganadería del mundo), los humedales, los sistemas de cultivo, de pesca y de ganadería.

En cualquier caso, afirma el informe, la implementación de estas medidas requiere una estrecha colaboración entre las autoridades en materia de agricultura, medioambiente, silvicultura y otros sectores. Una transición de éxito seguramente también requiera incentivos, tales como las subvenciones a agricultores para que planten o mantengan los árboles de sus tierras.

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