Revista Salud y Bienestar

Consideraciones nutricionales para el mantenimiento de masa muscular en deportistas lesionados

Por Mark Fit @markfit91
Consideraciones nutricionales para el mantenimiento de masa muscular en deportistas lesionadosLa inmovilización de extremidades después de una lesión conduce a una rápida pérdida de músculo y a una disminución de la capacidad funcional, particularmente durante las primeras 2 semanas de inmovilización muscular. 
La pérdida de masa muscular durante el desuso es principalmente atribuido a una disminución en la tasa de síntesis proteica basal y al desarrollo de resistencia anabólica a la ingesta de alimentos. La consiguiente pérdida de masa muscular conduce rápidamente a una disminución de la fuerza funcional, una disminución en la tasa metabólica, una disminución en la sensibilidad a la insulina y un aumento de la deposición de grasa.
Dado que se reduce en gran medida los niveles de actividad física, el mantenimiento de la masa muscular y a la vez evitar la ganancia de masa grasa puede convertirse en un reto.
El tejido muscular inactivo, por lo general, se atrofia aproximadamente un 0,5% por día (Phillips, Glover y Rennie, 2009; Wall y van Loon, 2012). Durante las 2 primeras semanas se puede perder entre 150-400g de tejido muscular de una sola pierna inmovilizada (Wall, Dirks, Snijders et al., 2013). Consecuentemente, la fuerza muscular se deteriora aproximadamente 3 veces la tasa de pérdida de tejido muscular (Farthing, Krentz y Magnus, 2009; Wall, Dirks, Snijders, et al., 2013). Se establece que un déficit en la ingesta energética acelera la pérdida muscular durante el desuso (Biolo et al., 2007). Incluso si un deportista consume una proporción relativamente alta en proteínas (1.6-2.2 g/kg), un déficit energético podría llevar fácilmente este valor hasta los 1-1.4 g/kg, no logrando así la cantidad recomendada para el mantenimiento de masa muscular en deportistas (1.6 g/kg; Phillips, 2012). Por lo tanto, mantener un equilibrio energético es clave si queremos preservar nuestra masa muscular. Sin embargo, proporcionar un exceso energético no atenúa aún más la pérdida de masa muscular, sino que se traduce en un aumento de la deposición de grasa (Paddon-Jones et al, 2004).
La magnitud y la frecuencia de estimulación post-prandial de síntesis proteica muscular ejercen una importante influencia sobre el mantenimiento de la masa muscular. La síntesis proteica es impulsada principalmente por el aumento post-prandial en la disponibilidad de aminoácidos esenciales en plasma (Tipton, Gurkin, Matin, y Wolfe, 1999), y el aumento de la concentración de leucina en particular (Wall, Hamer et al., 2013).
Se ha demostrado que con sólo 2-3 g de leucina se puede amplificar la respuesta anabólica en hombres de edad avanzada (Katsanos, Kobayashi, Sheffield-Moore, Aarsland y Wolfe, 2006; Wall, Hamer et al., 2013). Esta dosis podría aplicarse a lo largo de la recuperación del deportista lesionado, particularmente durante las primeras etapas de desuso muscular, en que las tasas de degradación proteica son probablemente más elevadas.
Un derivado de la leucina, el β-hidroxi-β-metilbutirato (HMB), acelera la síntesis proteica e inhibe la degradación proteica en un grado similar a la leucina (Wilkinson et al., 2013). 1.5 g 2 veces al día parece ofrecer protección sobre la masa muscular en periodo de reposo en individuos de edad avanzada (Deutz et al., 2013).
El aumento post-prandial insulínico ofrece una atractiva hipótesis en favor de la co-ingestión de hidratos de carbono con proteína para maximizar la síntesis proteica, sin embargo no se ha mostrado beneficios en la co-ingestión de hidratos de carbono con proteína, ya sea en jóvenes o adultos (Gorissen et al., 2014; Hamer et al., 2013).
La importancia de la grasa de la dieta a la respuesta anabólica es menos clara si cabe, aunque los datos recientes sugieren que la suplementación a largo plazo con aceite de pescado derivado de los ácidos grasos omega-3 (4g por día) aumenta la sensibilidad anabólica a los aminoácidos en individuos de todas las edades, afectando las vías de señalización moleculares que regula la síntesis proteica (Smith et al., 2011; Smith et al., 2011).
También se ha demostrado que la suplementación con creatina (20g por día) atenúa la pérdida de masa muscular y fuerza durante siete días después de la inmovilización del brazo (Johnston, Burke, MacNeil y Candow, 2009). Ello puede ser debido a una mayor osmolaridad intracelular causando la inflamación celular y la consiguiente estimulación de la señalización de las vías anabólicas (Hespel et al., 2001).
Recomendaciones prácticas nutricionales
  • La ingesta diaria de 1.6 a 2.5 g/kg de proteínas puede ser necesaria para apoyar el mantenimiento de la masa muscular durante el desuso. Esto puede conseguirse mediante la ingesta regular (4-6 veces al día) y el consumo de cantidades adecuadas (20-35 g) con fuentes de proteínas digeridas rápidamente con un alto contenido en leucina (2,5-3 g) y espaciados uniformemente a lo largo del día (cada ~ 3-4 h). La ingesta de proteínas en la dieta con el desayuno y antes de dormir puede ser de especial relevancia en este contexto.
  • Compuestos nutricionales específicos, como los ácidos grasos omega-3, aminoácidos de cadena ramificada (leucina), incluyendo la creatina y HMB, pueden ayudar a apoyar el mantenimiento de las tasas de síntesis proteica muscular durante el periodo de lesiones.

Consideraciones nutricionales para el mantenimiento de masa muscular en deportistas lesionados

Imagen compartida por Fernando Mata Ordóñez

Sobre la electroestimulación muscular
La actividad física es, de lejos, la estrategia más potente para el mantenimiento de la síntesis proteica y para la atenuación o prevención de la atrofia muscular (Ferrando, Tipton, Bamman y Wolfe, 1997), incluso cuando realizamos volúmenes bajos de ejercicio (Oates et al., 2010).
La EEM es un sustituto interesante para la actividad física o ejercicio, capaz de producir contracciones isométricas involuntarias. Su aplicación a largo plazo mantiene la síntesis proteica y la masa muscular durante la recuperación de fractura de tibia (Gibson, Smith y Rennie, 1988). Con una relativa alta frecuencia (100 Hz) y duración de estímulo (400 ms) se ha demostrado que la atrofia muscular observada en los primeros cinco días de inmovilización puede ser totalmente evitada con sólo 30 min de EEM realizado 2 veces al día en hombres jóvenes (Dirks et al., 2013).
Por tanto, la EEM (aplicado dentro de estos parámetros) representa una estrategia factible y práctica para mantener un grado de actividad física.
Si no disponemos del medio adecuado, es importante proporcionar un estímulo de ejercicio adecuado para los grupos musculares no lesionados (por ejemplo, parte superior del cuerpo) a fin de evitar cualquier reducción no deseada en la masa magra regional que pueden afectar posteriormente la masa muscular de todo el cuerpo y la función metabólica.
Referencias:
  1. Wall, BT. et al. (2014). Strategies to maintain skeletal muscle mass in the injured athlete: Nutritional considerations and exercise mimetis. Eur J Sports Sci. 2014 Jul 16:1-10.

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