Spectrum, una arma prehistórica, madre putativa de las consolas actuales.
De nada sirve deprimirse por fracasar en las compras navideñas y tratar de resarcirse en enero. Ir de rebajas en crisis es como ir a un chino a comprar cuadernos y pinturas, te hace ilusión, pero menos. Hay compradores que se van a un local de dudosa propiedad internacional a saciar su hambre de darle caña a la tarjeta. Yo lo hago, pero comprar tan barato y tan innecesario es como comer gulas o palitos de pescado, que están buenos, pero no te llenan del todo, o te empachan. Además, en mi barrio no te dan ticket y, si te lo dan, no se ven los números. Me parece una estrategia premeditada. Al rato no sabes ni cuánto te ha costado, ni qué has comprado.
Los que sí saben son los siete millones de la Play 4 y la XOne. Siete millones de compradores de las consolas PlayStation 4 y Xbox One, repito. Éste es un país en crisis que, como queda demostrado, se queda sin comer, si hace falta, para responder al capricho de una juventud que suspende los exámenes de PISA pero sabe de qué van DarkStalkers Resurrection, Injustice: Gods Among Us – Ultimate Edition, Killer Instinct, Battlefield 4, BioShock Infinite, Call of Duty: Ghosts, Killzone: Mercenary, Batman: Arkham Origins, GTA V, The Bureau: XCOM Declassified, FIFA 14 y Forza Motorsport 5. Acogota, ¡eh!
La juventud mejor preparada de la historia, adiestrada en matar zombis, derribar aviones, colocar bombas, dar palizas, conducir sin control y, eso sí, jugar al fútbol, aunque sea con el trasero en el sillón. Olé tus mandos. Queremos pensar que lo del trabajo marcha mientras jugamos con la nueva consola, pero tenemos un desempleo del 26,3% y un paro juvenil 57,7%. Ganamos a Grecia, que este semestre preside la UE y me recuerda la frase de Groucho Marx. “Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cuatro años!”. No, no era ésta. “Jamás aceptaría pertenecer a un club que admitiera como miembro a alguien como yo”. Ésta sí.
Lo peor de las consolas tiene que ver con su uso. Si echa humo, el niño no estudia, se deja la vista y el cerebro. ¡Qué disgusto! Si se queda apagada: ¿Para eso me he gastado yo 400 euros? La Policía catalana sí que sabe gastar. Y como no les llegaba, los Mossos optaron en Tarragona por vender objetos decomisados pero no para quedarse la pasta, sino para comprar “sofisticado material” utilizado por los grupos locales de investigación. La información que leo no aclara casi nada de este galimatías de buenos vendiendo material de los malos para con su mala acción comprar material con el que atrapar a más malos. Parece el final de Homeland.