El ser humano nunca aterrizó en la Luna, la princesa Diana fue asesinada, el 11-S fue coordinado por el Gobierno de Estados Unidos y una raza de reptiles gobierna la Tierra apoyada por los Illuminati. Éstas son algunas de las teorías no oficiales con las que muchos explican sucesos relevantes de nuestra historia. De hecho, casi todos los acontecimientos han sido objeto alguna vez de interpretaciones alternativas, propuestas que pronto han sido rechazadas por alocadas, improbables o incómodas.
Es cuestión de mirar las cosas de una forma crítica, de elaborar un juicio propio acerca de los acontecimientos que tienen lugar a nuestro alrededor. De esta manera, es lícito sopesar la posibilidad de que en plena antesala de las Presidenciales francesas, Nicolas Sarkozy haya puesto en escena un incidente terrorista para recuperar su menguada popularidad, aumentando de paso el control sobre el acceso libre a los medios de comunicación; o que Jason Rusell, el artífice de la campaña contra el criminal de guerra ugandés Joseph Kony, está siendo objeto de una operación de desprestigio por parte de la industria armamentística, proveedora habitual del secuestrador africano.
En cualquier caso, rara vez se abrirá una investigación sobre estos puntos de vista alternativos. ¿Se imaginan al Congreso aprobando una comisión de investigación sobre el supuesto papel de los Illuminati en la crisis económica? Sería de risa, aunque ahí, precisamente, reside el peligro: al final, se ha logrado que todo aquello que se oponga a la explicación oficial de los hechos sólo obtenga como respuesta una sonora carcajada. Sea o no un disparate.