Construir la Revolución

Publicado el 08 agosto 2011 por Eduardogavin

Torre de Radiodifusión, Shukhov

No voy aquí a hablar de los indignados, pues en breve os regalaré un post incendiario sobre el asunto, sino de la exposición que hasta el 18 de Septiembre se muestra en el magnífico Caixaforum del Paseo del Prado madrileño, local muy de mi gusto.La Revolución Rusa de 1917 muchas veces ha sido calificada como una revolución ética, frente a la concepción estética fascista que, por increíble que parezca estaba mucho más intelectualizada, perteneciendo los pilares del movimiento a una élite cultural que diseñaba el pensamiento de todos cuantos voluntariamente (no lo olvidemos) lo seguían.En el comunismo, la cosa es muy otra. Una revolución orientada también por una élite (Orwell ilustra eso bien en toda su obra, a veces con mucha gracia) que sin embargo no es de una brillantez intelectual semejante a la anarquista o incluso a la fascista (especialmente la italiana, con eruditos brillantes como Julius Evola, Gabrielle D'Annunzio o Filippo Marinetti) y que basa su poder en la fuerza de la desesperación de un pueblo, explotado por una monarquía que ejercía su dominio a la rusa, repugnantemente. El hambre junto al número, la fuerza y el carisma de los tres grandes líderes que consumarán la revolución, Lenin, Trotsky y Stalin (además del Servicio Secreto del Káiser alemán, no lo olvidemos) son los motores de la revuelta y el motivo de su triunfo. Ni siquiera se puede decir que, excepto Trotsky, los otros líderes fuesen grandemente formados pese a la gran inteligencia de alguno de ellos.

Cartel de propaganda sobre lectura, Alexander Rodchenko.


Sin embargo, es un poco necio obviar que, a pesar de lo popular y lo carismático de la revolución, no hubo intelectualidad tras ella y, sobre todo, que no tuvo influencia en los movimientos artísticos, arquitectónicos y musicales de la época, unos que aplaudieron y otros que aparecieron. Entre otras cosas porque dió formación a mucho joven genio desheredado, pero sobre todo porque, al estilo fascista, sólo al arte socialista era arte.Y es ahí donde surgen los genios poéticos del futurista (como D'Annunzio) Mayakovski, o los panartistas Rodchenko, Popova, Stepanova, el gran arquitecto Shukhov o Tatlin, todos ellos creadores del constructivismo (y enfrentados a Malevich o Kandinski, el último obligado a la huída). Estos hombres, en su mayoría de clase obrera, ponen sus servicios a las órdenes del Nuevo Orden establecido en la nueva Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas para el Agit-prop, el póster y la nueva arquitectura que honre el espíritu de la revolución.

Recreación del proyecto de Tatlin para el Monumento a la III Internacional

Se exhibe en estos días un conjunto de obras, desde el poster a la publicación, el edificio institucional y habitacional, la escultura o la pintura de estos artistas y de miles de anónimos que siguieron la corriente del Arte Socialista, creando un nuevo estilo que, además de la funcionalidad y el futurismo que les imbuía, posee, visto en la distancia, una belleza única por lo efímero y lo simple.Es una exposición que nadie debería perderse. Porque explica como el hombre se adapta, lo que el poder hace al hombre y como la buena intención prevalece en los tiempos duros. Vale la pena la compra del catálogo. Pero ante la inoperancia de la Librería Laie del Caixaforum, que sólo tiene el de tapa blanda (quizá es el único en español) a un precio exorbitante, recomiendo comprarlo por Amazon, en inglés, tapa dura, y más barato que el de tapa blanda. Se evita además tener que pasar por la falta de respeto y de amabilidad de los empleados de dicha tienda.