Entrada la noche de este domingo 23, la militancia del Frente de Izquierda se movilizó hasta el "bunker" de la calle Venezuela para celebrar los resultados obtenidos. Allí, desde los balcones del local, se improvisó un acto que tuvo como oradores a José Castillo (IS), Christian Castillo (PTS) y Jorge Altamira. Reproducimos el discurso del candidato a presidente del Frente de Izquierda.
La paradoja es que ese voto ‘oportunista’ que nos ‘benefició’ el 14 de agosto, ahora resulta ser uno de los votos más principistas, más programáticos y más consecuentes. Nosotros, compañeros, todos nosotros, al organizar el Frente de Izquierda, al elaborar un programa, al discutir entre los trabajadores la concepción que tenemos de esta crisis y bancarrota del capitalismo, hemos desarrollado esta alternativa política de los trabajadores. Esta es una conquista irreversible para el desarrollo político de la clase obrera y, de aquí en más, tenemos que construir sobre esta conquista, porque el Frente de Izquierda es, antes que nada, el reconocimiento de que en la lucha de clases de los explotados contra los explotadores, siempre tiene que haber una delimitación política clara de los que estamos de un lado y de los que están del otro. El Frente de Izquierda logró, en marzo y en abril, establecer esta delimitación y nos permitió, por eso, hacer una campaña obrera, socialista, clasista y revolucionaria (...).
Compañeras y compañeros, tenemos una caracterización bastante cruda y clara de la realidad. ¿De dónde vienen esos centenares de miles de votos? Naturalmente, de la juventud y de los trabajadores, claro, pero no vienen de la izquierda. El Frente de Izquierda logró, a través de una campaña tenaz, atraer hacia nuestro campo -el campo de la izquierda revolucionaria- a miles y miles de trabajadores que en el pasado no miraban a la izquierda y, mucho menos, a la izquierda revolucionaria como una alternativa política. Porque como ustedes saben, la izquierda de este país, la izquierda que no es revolucionaria, apoya al gobierno de Kirchner o está con Binner, o va con Pino Solanas. El gran mérito del Frente de Izquierda frente a esta desmoralización y a este liquidacionismo de la izquierda tradicional fue decir "vamos por el voto anticapitalista de los trabajadores y de los jóvenes, y vamos a triunfar". Los grandes derrotados hoy, antes que nada, son los izquierdistas disueltos en los partidos patronales, frente a nuestra homogeneidad y frente a a la claridad y actualidad histórica de nuestra posición política.
Se han hundido los que, en medio de una catástrofe capitalista mundial, han ido a cobijarse bajo el paraguas de los partidos patronales -en unos casos, ‘nacionales y populares’ y, en otro caso, sojeros. En esta circunstancia, nosotros nos hemos plantado con un programa y una comprensión de conjunto del proceso político, y atrajimos a nuestro campo a centenares de miles que no tenían una tradición de izquierda -y todos los que hemos luchado en esta campaña electoral sabemos que es así. No sólo eso: en esta elección de hoy ha habido un corte de boleta que, en la mayor parte, viene de las boletas del kirchnerismo. Un sector importante que hoy acompaña al gobierno dice "te acompaño, pero con diputados de izquierda en el Congreso; te acompaño con una conciencia crítica", y con una conciencia de las limitaciones políticas del gobierno que votan. Es un anticipo de una delimitación política revolucionaria. Me ha ocurrido ahora mismo que compañeras que me hacen la V de la victoria del kirchnerismo, me dicen: "Altamira, mirá que corté boleta para que entre la izquierda en el Congreso nacional".
En el seno de los trabajadores que aún conservan ilusiones en el gobierno, ya está presente -en ellos mismos, con este corte de boleta- la alternativa que están buscando, y que es nuestra tarea desarrollar.
Compañeros: esta campaña electoral va a marcar un hito histórico por un problema político esencial. Durante años y años de dominación del peronismo y de la burocracia sindical en el movimiento obrero, en sus mejores años, siempre hemos buscado, a través de un trabajo tenaz en las fábricas, abrir un camino a la izquierda revolucionaria y hemos llegado a conquistar posiciones fantásticas en este empeño, pero no lográbamos quebrar la hegemonía política, la costumbre, el hábito de votar por partidos patronales. Pareciera que el mundo del trabajo fuera una cosa hasta cierto punto y el mundo de la política, otra. El viernes, en plena veda, me reuní con un conjunto de compañeros de Aerolíneas, de LAN, tercerizadas, en Aeroparque, compañeros del PTS, compañeros del PO, compañeros independientes y, a través de la conversación, corroboré una observación que había hecho en la campaña: los compañeros relataron "cómo se nos ha facilitado el trabajo en nuestros lugares de trabajo como consecuencia del desarrollo político que ha tenido el Frente de Izquierda". Este es un aporte extraordinario de la campaña política; lo tenemos que comprender bien, porque soy de la opinión de que en la etapa política que se abre debemos desarrollar, como prioridad estratégica, una agitación política nacional que apuntale nuestro trabajo en los lugares de trabajo y en los lugares de estudio. No tenemos que dejar que este trabajo cotidiano se desarrolle en los marcos limitados locales o sectoriales. Porque, en definitiva ¿nuestro pronóstico cuál es? Nuestro pronóstico es que esta crisis capitalista va a dar cuenta de todos los gobiernos capitalistas, a través de crisis políticas severas. Incluso en días más va a caer el gobierno de Grecia como consecuencia de un ‘greciazo’, de un levantamiento popular, porque todas las clases sociales de Grecia sienten el agotamiento: los capitalistas, de sus planes de ajustes; los trabajadores de soportar una miseria sin salida. Después de tres años de austeridad, Grecia se hunde cada vez más: por el lado de las clases dominantes, no saben qué camino tomar; y por el de los trabajadores de Grecia, se ha dicho "basta", y las acciones que emprenden son cada vez más audaces; va a haber una crisis política. Nosotros no debemos abandonar el encuadramiento político de todas las luchas que se libren de aquí en más en Argentina, porque esas luchas van a plantear un problema de poder y el Frente de Izquierda se ha construido como alternativa para hacer frente a una cuestión de poder. Para los revolucionarios, todo trabajo político tiene que ser integrado a una perspectiva de poder. Hoy, el gobierno ha sacado millones de votos, pero con tantos votos no le pueden poner coto a la salida de capitales, a la devaluación de la moneda; no pueden hacer que Renault, Acindar o Fiat archiven sus planes de suspensión: son impotentes como clase y cuando la clase es impotente, no hay fotos que la reanimen, es un trabajo inútil. Todas las clases y partidos son determinados por una situación de conjunto excepcional.
Entonces, compañeros, lo que comienza a partir de mañana es lo que acaba de concluir: una lucha política de fondo. Mañana comienza una lucha política todavía más de fondo. El Frente de Izquierda ha nacido como un instrumento de desarrollo, movilización y organización de la clase obrera para terminar con la burocracia de los sindicatos, para imponer la independencia de la clase obrera y para construir un gran partido de trabajadores.
Gracias, compañeros.