Maryclen Stelling.- Venezuela es escenario de un peligroso juego geopolítico y geoeconómico internacional, con especial incidencia en los recientes acontecimientos internos. Ajedrez en el que el poder transmedia -desplegado en diversos escenarios comunicacionales- juega un importante papel. Cual víctima, la ciudadanía es sometida a un proceso de interpretación y mediación política. Toda situación, hecho, suceso indefectiblemente pasa por una lectura transmedia favorable y/o desfavorable a la oposición o Gobierno. Intermediación que dota de sentido cualquier decisión emanada de una u otra fuerza política. En tanto forma de hacer política y como espacio de protección, nos recluimos en las redes sociales. Diluidas las barreras entre lo individual y lo público, se abren nuevas formas de relacionarse, producir, construir, inventar, creer, imaginar y hacer política.
Tendemos a nutrirnos de las mismas fuentes y procuramos, además, comunicarnos solo con quienes piensan igual. Suerte de prisión cognitiva en la que compartimos creencias, miedos, dudas, rumores, fake news; críticas, acusaciones, consignas y acciones políticas. Se promueve la consonancia cognitiva y la negación de cualquier hecho o prueba (disonancia) que demuestre lo contrario a nuestra posición.
Espacios virtuales generadores de “certezas” que validan las posturas políticas, decisiones y acciones, así sea una invasión. Guaidó, abiertamente plantea “crear las certezas para que cese definitivamente la usurpación…” Independientemente del peso de las evidencias, tales entramados de información operan como redes constitutivas de teorías conspirativas y promoción de acciones colectivas. Basta con recorrer la historia reciente y evaluar el papel que ha jugado el poder transmedia en el manejo de las certezas en torno al 23/F, la crisis humanitaria, los apagones y el propio Guaidó. Convalidando y/o invalidando desde espacios políticos virtuales pruebas, declaraciones y confesiones.
En el corto plazo, luce difícil solventar la coyuntura actual, evaluar la crisis y el conflicto, encontrar espacios para el diálogo, ceñirse a los intereses que realmente están en juego, definir un proyecto de país y sentar las bases para una convivencia democrática hacia el futuro.
Maryclen Stelling