Por: Mirko LauerPUBLICADO POR LA REPUBLICA
El pueblo siempre querrá otra cosa que salvar una crisis del capital con su empobrecimiento. Menos cuando como el europeo viene de un Estado de bienestar, ahora a punto de ser destripado por el festín neoliberal de la desregulación de las finanzas que, la frase es trillada pero no por ello menos cierta, privatiza las ganancias y socializa las pérdidas. Los bancos europeos hubieran perdido el referéndum griego.
El sentido común económico desde los años 90 no concibe otra forma de salir de la crisis que ajustando la economía popular y alentando la inversión privada. Lo cual no se logra con una consulta a los damnificados de la primera hora, que no suelen tener propuestas alternativas, pero saben cuando algo los afecta. Pero a la vez son prisioneros del capitalismo que ayer los hizo prósperos (en el norte) y hoy los ajusta.
La crisis peruana de 1989-1990 fue resuelta con un severo ajuste que no le fue consultado a la población, la cual aceptó un enorme sacrificio económico a cambio de un fin de la inflación. ¿Lo hubieran aceptado en un referéndum sobre el tema? Probablemente no, pero luego la población aprobó los resultados en virtud de que la estabilidad con pobreza era mejor que el abismo inflacionario.
Pero el tema de la propuesta de un referéndum en Grecia no es si el ajuste iría a ser aprobado o no, sino la posibilidad de que la ciudadanía decida sobre economía de una manera directa, y en medio de una crisis que avanza. En este caso no ir al ajuste es una respuesta, pero no realmente una propuesta, y es evidente que el acorralado Papandreu no la tiene.
Tampoco la tienen los socios más afligidos del G20. Su fórmula ha sido hasta aquí soltar dinero público para salvar a los bancos y reactivar así la economía. No está funcionando. Las cajas fiscales se están agotando en el empeño y el desempleo avanza. Es necesario, pues, ir al tipo de ajuste que antes le era aplicado al tercer mundo. En eso Grecia es la antesala de varias otras economías.
Sin referéndum, y probablemente también con él, Papandreu está liquidado. Lo que las economías del capitalismo requieren es ajuste sin referéndum, es decir la decisión económica dolorosa como razón de Estado. En el Perú de 1990, al inicio de casi dos décadas de crecimiento, eso funcionó. Nada está garantizando que hoy ese camino funcione.