Y no se trata de orgullo patrio, sino de realidades literarias, Ramiro Sancho ha sido un dignísimo protagonista de esta trilogía, e incluso puede volver por sus fueros, a juzgar por las palabras que el autor consigna al final de la novela. Pero Ramiro, con todas sus sombras y todo su sufrimiento, no es el único que ha brillado en esta obra, porque él no hubiera sido apenas nada si el calibre de su némesis no hubiera destacado como lo hace, pocos villanos novelescos han podido disfrutar de la personalidad y el carácter de este Augusto Ledesma, amante de los alias literarios, escurridizo donde los haya y capaz, él solito, de burlar a la policía de media Europa, moviéndose por el continente con la misma soltura que si se dedicara a saltar entre las dimensiones temporales.
Además, Pérez Gellida recupera a otros personajes presentes en las dos entregas anteriores, y los combina hábilmente con los que se suman a la trama. La sombra de Armando Lopategui (Carapocha) sigue siendo muy alargada, y su hija Erika una incombustible continuadora de la labor paterna. Destacan también la detective italiana Gracia Galo, el ínclito islandés Ólafur Olafsson, o el director de operaciones de la Interpol, Robert J. Michelson, todos formando un amargo club de damnificados por las secuelas del incansable y tortuoso Ledesma.
Consummatum est. César Pérez Gellida.Suma de Letras. Madrid 2014. 677 páginas. 19 euros.(LA VERDAD, "ABABOL", 5/7/2014)