Consumos de combustible en motores de 2 tiempos

Por Despegamos @Despegamos

De entre los datos que ofrecen los fabricantes en sus páginas webs este es el más escaso. De 78 motores escrutados solo en 8 se ofrecen las curvas características, incluyendo la del consumo específico. En el resto no la incluyen, limitándose a dar un consumo horario que, por sí solo, no aporta información. No obstante, en lo que sigue se analizan conjuntamente las curvas de éstos para tratar de sacar conclusiones. Los motores estudiados son 3 de Rotax (447 UL, 503 UL y 582 UL.mod.99), 2 de Limbach (L250E y L550 E), 2 de JPX Z.I.N. (D160 y D330) y el SOLO S210.

En el siguiente gráfico (fig. 1), se han puesto juntas las curvas de consumo específico. Se ve que a medida que se incrementan las rpm las curvas van convergiendo a un valor situado en el entorno de 440 – 520 gr/Kw.hr, para un rango de revoluciones situado entre los 6400 y 7600 rpm. Esto nos dice que, para este tipo de motores, con válvula de láminas y carburador, este es el valor mínimo obtenible, muy alejado del correspondiente a los motores de 4T (aprox. 220-240 gr/Kw.hr).

Figura 1.

El consumo horario, en kg/hr, se obtiene, para cada rpm, multiplicando el consumo específico expresado en kg/kw.hr, por la potencia correspondiente en kw. En la fig. 2, se muestran los resultados obtenidos, expresados en función de las rpm, previamente transformados los consumos en l/hr. Se ve la proporcionalidad directa entre las rpm y las cilindradas totales. Las formas de las curvas están influenciadas por los rendimientos del barrido.

Figura 2.

La presión media efectiva (pme), es le medida estándar de las prestaciones de un motor. Conocida la curva característica de la potencia, puede calcularse la pme, para cada rpm. Es interesante investigar la relación entre ésta y el consumo específico. Para ello representamos ambas variables en un mismo gráfico. El resultado se muestra en la fig. 3. Como cabía esperar existe una proporción inversa entre ambas de forma que, a mayor pme, corresponde menor consumo específico.

Figura 3.