Quizá hayáis oído hablar ya de Contagio, esa película de Steven Soderbergh (Traffic, Ocean's Eleven, El buen alemán o Che) sobre virus y plagado de rostros famosos. Confieso mi debilidad por el cine de estas características, ya sean zombies, o como en este caso, virus infecciosos, las historias que muestran una plaga que se va extendiendo suelen entretenerme, por muy visto que esté ya el tema. Sin embargo, Contagio es diferente. ¿Y por qué? Porque, aunque lo pueda parecer a primera vista, no es la típica superproducción americana que presenta una catástrofe humana y cómo un grupo de valientes salvan a la humanidad. Hecha por otro, podría haber sido una película más sobre virus, hecha por Soderbergh, la película consigue crear algo nuevo donde parecía que ya estaba todo dicho. Aquí no hay héroes, tan solo personas anónimas, como tú o como yo, gente que ante una emergencia no se para a pensar cuál será la mejor manera de salvar el mundo, sino cómo nos podremos salvar a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. El heroísmo no es real, bien lo sabemos, tampoco esos aplausos tan falsos que se ven en tantas pelis americanas, la realidad es el miedo al contagio, el sálvese quién pueda. Todo comienza cuando Beth Emhoff (una soprendéntemente buena en su papel Gwyneth Paltrow) vuelve a Mineápolis desde Hong Kong trayendo consigo un virus letal que se trasmite por el aire y por el contacto físico. Poco a poco, el virus se va extendiendo por todo el mundo, y miles de personas comienzan a morir sin que haya una cura posible. Desde este momento vemos las distintas reacciones por las que pasan las distintas personas implicadas: desde el marido de Beth, Mitch (Matt Damon) quien trata a toda costa de salvar a su hija y a sí mismo del contagio aislándose de los demás; la doctora Leonora Orantes (Marion Cotillard) de la OMS quien investiga el origen del virus en Hong Kong; o la doctora Erin Mears (Kate Winslet) quien trata de contener la epidemia en EEUU. También tenemos la otra cara de la moneda, los saqueos, el robo y el allanamiento de viviendas para conseguir alimentos o medicinas, o los que tratan de aprovecharse de una situación crítica, como es el caso de Alan (Jude Law, quizá el actor que más se luce en el film con su excelente actuación), un blogger que trata de sacar tajada de la situación.
Intencionadamente, Soderbergh no ha querido ahondar en los personajes, ya que ellos no son los protagonistas del film, sino el virus. Ellos tan solo son personas anónimas, engranajes de una situación. Si alguno de ellos cae, el mundo sigue girando, como sucede en la realidad. El montaje de la película es quizá lo que más me ha gustado de ella, con un ritmo trepidante, pasando de un punto del mundo a otro, de un personaje a otro, el virus se va extendiendo, el miedo y el pánico de los personajes también, y el nuestro. Y es que el director consigue contagiarnos ese pánico, tan solo unos primeros planos de pomos, vasos u objetos que ha podido tocar gente contagiada nos ponen los pelos de punta, todo ello acompañado de una excelente banda sonora que incrementa nuestra angustia. Yo soy una persona extremadamente hipocondríaca y escrupulosa, con lo que podéis imaginar cómo salí del cine, tenía ganas de estrangular a uno que salía de la sala tosiendo. Manías aparte, es cierto que la película plasma de una manera muy realista cómo podría desarrollarse una pandemia mundial, algo que podría suceder en cualquier momento, y que ya hemos vivido a menor escala con las Vacas Locas o la Gripe A, por ejemplo. Lo que sí que da que pensar es en lo indefensos que estamos, en las mil y una cosas antihigiénicas que hacemos al día (como tocarnos inconscientemente la cara miles de veces después de haber tocado cientos de objetos). En mi caso, si ya extremaba las precauciones, voy a ser más cauta aún, especialmente en invierno, no es cuestión de volverse loco u obsesionarse, pero sí de tener ciertas medidas higiénicas básicas. No sé ni la de veces que me he escandalizado al ver cuánta gente va al baño sin lavarse las manos después (puajj), o cómo no se las lavan antes de comer, o cómo comparten bebidas y comida con gente con la que no tienen una relación estrecha, etc, etc, etc... Os guste o no el género, Contagio es una buena película, llena de buenas actuaciones, con un punto diferente que la hace especial, y que os recomiendo sin reservas.