Contaminación textil

Publicado el 15 octubre 2020 por ArÍstides
blog.oxfamintermon.org Me lo decía un clienta de alta costura que expone su ropa en las pasarelas más importantes del mundo: "el prêt-à-porter se está cargando el planeta", "lo que no vendíamos en los mercados europeos, japonés y norteamericano lo enviábamos a Perú o a Egipto. Hoy no lo quieren y hablamos de alta costura"

La industria textil es la segunda más contaminante del mundo, con un 10% sobre el total,y el 8% de los gases de efecto invernadero. Contamina en forma de CO2 en la distribución del producto, en forma de plásticos en las partículas que se desprenden en los lavados, y en la contaminación de ríos y acuíferos debidos a los tintes usados en su fabricación.

Las fábricas, en la mayoría de los casos, se sitúan en Asia -250.000 fábricas- donde se benefician de sueldos bajos y jornadas laborables extenuantes. Allí operan sin ningún respeto al medio ambiente, usando productos químicos tóxicos y vertiendo tintes a los cauces fluviales de los que luego se abastece la población. El uso irracional de poliésteres -60% de la fabricación textil mundial- genera microplásticos que ingieren animales y terminan en los estómagos de los seres humanos.

En el año 2016, cada español se desprendía de 7 kilos de ropa al año, por 35 kilos que lo hacía el Estadounidense. Un despropósito colosal que ha provocado que la ropa, una vez usada, vuelva a los mismos países productores para que se deshagan de ella en sus vertederos. Se trata de un fenómeno de usar rápido y tirar porque la capacidad de producción del sector puede poner en pocas semanas nuevas colecciones en el mercado.

La solución ya no está solo en el uso de textiles respetuosos con el medio ambiente, que debiera ser lo normal. La mirada hay que llevarla a la ropa que ya tenemos en el armario porque es mucha y además es la más sostenible. De alguna forma habrá que parar y alargar la vida de la ropa que compramos. Por otra parte, la fiscalidad aplicada al sector textil debiera ser mucho más alta para penalizar tanta contaminación.

Fuentes: Semanal XL: Carlos M. Sanchez, diario Público: Alejandro Tena