La contaminación visual del paisaje urbano o rural es un problema muy serio que está trayendo bastantes complicaciones a la salud de los humanos y en algunos casos también de los animales, este problema visual afecta a las personas tanto en la parte emocional como en la parte física y viene provocando un serio impacto medio ambiental en varias regiones del planeta.
Pero que es la contaminación visual?
Es una sobre exposición muy agresiva a estímulos visuales que se repite de manera masiva y constante en el tiempo sobre los individuos humanos y no humanos de un determinado tipo de ambiente, se origina en la acumulación exagerada de materias primas, productos de todas clases, desechos (que también forman parte de otros tipos de contaminación) y toda clase de elementos creados a partir de las actividades del hombre como carteles, cables, postes, avisos, pendones, anuncios pasa calles, entre muchos otros, que van alterando continua y progresivamente la tranquilidad visual de las personas y la armonía del medio ambiente urbano o rural.
Este tipo de contaminación es muy peligrosa porque entra por los ojos, ataca de manera silenciosa y va obligando a los individuos a caer en un siclo interminable que lentamente los va llevando a tener trastornos emocionales y físicos seguidos de mucho estrés.
Toda esta sobrecarga visual finalmente termina menoscabando la calidad de vida de una persona y si a esto le sumamos la temida contaminación auditiva, el Smog y todos los problemas contaminantes que el mismo hombre se ha creado, es de esperar que los efectos en la salud no sean los mejores.
En el medio ambiente rural este tipo de contaminación hace que se deteriore el equilibrio ecológico, provocando que especies nativas de la región afectada se vean obligadas a retirarse lo que quiebra el balance del lugar.
Al igual que la contaminación auditiva, en teoría este problema visual debería ser mucho más fácil de combatir que otros problemas medio ambientales que el planeta tiene, pero la gran dificultad radica en que por ser un enemigo silencioso, no se le está prestando la atención adecuada y los efectos aumentan cada día que pasa.
La solución nuevamente vuelve a estar en las manos de los ciudadanos y sus gobernantes que son quienes tienen que tomar las medidas necesarias para detener este flagelo que azota a los humanos de manera silenciosa pero constante y cada vez más fuertemente.