Contaminación vivencial

Por Myriam Cabanillas
Casi todos los padres tenemos reglas y plazos preconcebid@s, mas o menos "inamovibles" en nuestro esquema mental:
No verá la tele hasta X años.
No comerá chuches hasta los X años.
No probará refrescos hasta los X años.
No dejaré que diga tacos hasta los X años.
Y un largo etcétera con el que podría ocupar lineas y lineas.
Pero estos objetivos van siendo cada vez mas dificiles de conseguir a medida que nuestros hijos van creciendo.
Al principio es fácil que no vea la tele, con no ponerla...
Que no coma chuches, con no comprarlas...
Que no diga tacos, con no decirlos delante suyo....
Pero nuestros hijos crecen, comienzan a pasar tiempo fuera de nuestro radio de acción, se van relacionando con otros niños que tienen otras normas en sus casas, van pensando y eligiendo por si mismos que cosas quieren probar o hacer y cuales no independientemente de nuestras recomendaciones...
En definitiva: se van "contaminando" del entorno, de la vida, por que no podemos mantenerles por siempre jamás dentro de una burbuja  bajo el halo protector de nuestras normas y plazos.
Pero no solo es que no podemos, es que no debemos, necesitan espacio para crecer y esa "contaminación" es (diría yo) necesaria.
Entonces que nos queda? dejarles hacer lo que quieran y empujarles al anarquismo absoluto?
No, nos queda poner  limites, normas y plazos a sabiendas de que mas tarde o mas temprano van a ser transgredid@s, prepararnos para afrontarlo y aguantar el chaparrón.
Ni ellos serán peores hijos/personas, por probar a que sabe el centímetro siguiente a la linde con la cual acotamos sus vivencias, ni nosotros peores padres por no haberlo evitado.
Paciencia y convencimiento de que nacen genuinamente buenos.
Myriam Twitter: @DeMiMaternidad FB: demimaternidadyotrosdemonios