DARWIN Y LOS GRANDES SIMIOS
Al leer el artículo escrito por Julio Conte-Grand, Procurador General de la Ciudad de Buenos Aires titulado “Darwin ha muerto”, no he tenido más remedio que contestar a sus palabras que se entremezclan entre la ignorancia y la falta de comprensión histórica en algunas de sus puntualizaciones. Por todo ello, me permito si tienen a bien de publicarlo en su periódico, una respuesta crítica y aclaratoria de lo afirmado por el Señor Julio que al ostentar el cargo que tiene, no quiere decir que sus palabras sean las verdaderas y las justas. En principio comentar que de todos es conocido ya, que Darwin no descubrió la teoría de la evolución. El escribió su teoría en el libro “El origen de las especies” en 1.859. Pero ya 65 años antes, su abuelo Erasmus Darwin escribió “Zoonomía o las leyes de la vida orgánica”en el que dedicó un capítulo entero a desarrollar su visión de la evolución de las especies. Pero mucho antes también que Darwin, Lamark escribió en 1.809, cincuenta años antes que el Origen de las Especies su libro “Filosofía ecológica”, donde ya desarrollaba la evolución de las especies. Y por si fuera poco, Alfred Russel Vallace, de la misma época que Darwin, también difundía la evolución. Por lo tanto a Darwin si acaso se le puede reconocer la teoría de “La selección natural”, un término que hoy también está en lela de juicio pero que hasta Hitler se apoyó en esa teoría para realizar el exterminio de todas aquellas personas que no fueran de la raza aria. El fuerte se come al débil. El más mayor al más pequeño. Si acaso, en la Abadía de Westminster donde está enterrado, se podría preguntar que porque generaciones después se utilizó la “Selección Natural” como un arma contra el propio hombre y la naturaleza, trasladada también al terreno económico.Por otro lado decir que ya Darwin en su otro libro “El Origen del hombre” reconocía el parecido asombroso que tienen los grandes simios con los seres humanos, un parecido en comportamiento, expresiones y sentimientos. Además tengo que informarle al Señor Procurador General, que nosotros, los homínidos humanos no descendemos de los monos, de los primates, un grave error de sintaxis y desconocimiento. Los homínidos Sapiens sapiens y los grandes simios (bonobos, chimpancés, orangutanes y gorilas), procedemos todos de un mismo ancestro común, es decir, un mismo padre y madre. La cosa cambia mucho. Es por este motivo, dado nuestro acercamiento genético a los grandes simios y el que la Ciencia ha reconocido que ellos forman parte de la “Familia de los Homínidos”, sean denominados homínidos no humanos y por lo tanto miembros de nuestra propia familia y como tales deben tener unos derechos básicos, entre ellos evitar que se encuentren enjaulados en zoológicos y que sean llevados a santuarios donde vivan como se merecen. Esto no es degradar al ser humano, sino dotarle de más dignidad y respeto a la vida de otros seres vivos y en especial de nuestros hermanos evolutivos. Espero que en sus defensas o decisiones en la vida señor Procurador, sienta el orgullo de ser humano y lo que ello significa. La humanidad y el ser sapiens es defender la vida de los que no pueden hacerlo incluido la de los grandes simios y de la orangután Sandra que tanto miedo le da que sea llevada a un lugar mejor por tener derechos básicos. Seguro que de todas formas Darwin se sentiría orgulloso de la decisión positiva que tomara la justicia argentina sobre Sandra. Se lo puedo asegurar. Por lo visto igualmente desconoce la cantidad de cientos de informes científicos que avalan las capacidades cognitivas de los grandes simios y por consiguiente su protección y respeto como especie evolutiva paralela a la nuestra, con un mismo ancestro común al nuestro y con esperanza de que no sea exterminada como está ocurriendo con todas las poblaciones de grandes simios.
PEDRO POZAS TERRADOS