Hemos oído hablar de cómo los establecimientos comerciales utilizan la música para marcar los ritmos de compra, no su cantidad. En aquellos momentos en la que la afluencia de público sea grande se recurrirá a músicas más rápidas para que el proceso de decisión del cliente se acelere, de la misma manera que las marchas militares marcan el ritmo de la tropa. La música que suena por el hilo musical de muchos negocios pretende crear un clima de cordialidad y de acercamiento hacia el cliente. La elección de estas músicas no es una cuestión secundaria, sino que requiere por parte de los gestores de la empresa un ejercicio meditado de análisis y rigor, a fin de que traslade un mensaje coherente con la ambientación, decoración, público objetivo y productos comercializados.
Las cifras de ventas nos dan una muestra de la incidencia de la música en la toma de decisiones de compra. Mientras sonaba música francesa se vendieron 40 botellas de vino francés por 8 alemanas. Cuando la música que se escuchaba era alemana la venta de botellas de vino francés cayeron hasta las doce unidades mientras que el vino alemán multiplicó por tres sus ventas.
Una vez hecha pagada la botella los investigadores los investigadores solicitaban a los compradores que rellenasen un cuestionario. De los 44 que accedieron a contestar a las preguntas sólo el 14% dijo que su decisión se había visto influenciada por la música. Los resultados de ésta investigación muestran cómo, a la hora de tomar decisiones, los estímulos presentes en el entono contribuyen a reducir la incertidumbre y condicionar nuestras respuestas.
Pero la relación entre música y vino no termina aquí. Una copa de vivo y una buena pieza musical consiguen que ambos elementos se complementen y resalten todas sus virtudes. Una investigación realizada por la Universidad Heriot Watt en el Reino Unido en 2008 trató de relacionar ambas ideas. El estudio concluyó el en un 60% de las ocasiones los participantes apreciaban matices diferentes de sabor en el vino en función de cuál era la melodía que escuchaban mientras paladeaban el vino.
De este modo descubrieron que la mejor música para saborear un vino burdeos es una música pesada como Jimi Hendrix o los Rolling Stones. A un vino de la región de Borgoña le sienta mejor una música refrescante como Robbie Williams o Kyle Minogue. Para un vino syrah que acompaña muy bien los platos elaborados con carne de caza le sienta mejor una música suave como la interpretada por Enya o Vangelis. Por último, a un vino merlot, una variedad de vino propio de la región de Buerdeos, la música de Otis Redding o Eva Cassidy le va como anillo al dedo.
FUENTES CONSULTADASJOSEPH T. HALLINAN “Las trampas de la mente. Por qué miramos sin ver, olvidamos las cosas y creemos estar por encima de los demás”. Kairós. 2010DANIEL KAHNEMAN “Pensar rápido, pensar despacio”. Debate. 2012“La música realza el sabor vino” BBC News. 15 de mayo de 2008.
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