Justicia a 191 muertos y 1.858 heridos. Cuando los peritos del 11-M realizaron pruebas sobre los explosivos que causaron la masacre, tuvieron que informar que las muestras eran insuficientes y por tanto, que las periciales practicadas, no eran concluyentes. Habían desaparecido los vagones donde estallaron las bombas, y con ellos pruebas imprescindibles para la investigación y para los fundamentos fácticos de la Sentencia.
La fiscalía clamaba en el juicio: “Es goma dos eco y vale ya”. Tenía que gritar su tesis para ocultar la impotencia de hacerlo sin pruebas concluyentes, esto es: con una pericial realizada con muestras procedentes de cada foco de explosión, donde se concluyera de modo irrebatible cual fue el tipo de explosivo, en cada uno de los focos, que había causado la mayor masacre causada por un atentado terrorista en la historia de Europa.
Una vez conocido con seguridad el tipo de explosivo, se hubiera posibilitado investigar de dónde procedía, quien lo vendió, quien lo adquirió, quien lo preparó, quien lo llevó a los trenes, ….. quien fue el autor intelectual de la masacre y por qué lo hizo. Al desaparecer las pruebas, todas estas preguntas han sido respondidas con conjeturas e indicios en una Sentencia vergonzosa, que cubría con imaginación de sus jueces o de los testigos, lo que no podía argumentar con pruebas concluyentes e irrefutables.
Los policías responsables de la investigación y el Presidente del Tribunal que dirigió el juicio, fueron condecorados varias veces con medallas pensionadas, por el entonces Ministro del Interior.
Libertad Digital, descubrió la semana pasada los restos de un vagón donde se conservaban un foco de explosión del tren de Santa Eulalia. El Fiscal General, ha ordenado abrir diligencias.
El lugar donde se encuentra pertenece a la empresa Tafesa, que al caer en concurso de acreedores fue sometida a un inventario. Gracias a este inventario, apareció, escondida, la prueba necesaria para investigar el atentado del 11-M, hoy ya, posiblemente echada a perder por la intemperie y el tiempo. Se ha convertido en prueba de que la Administración de Justicia, jefes de la policía judicial incluidos, se han convertido en encubridores de los asesinos de la mayor masacre terrorista de España.
Según informa Libertad Digital, periódico que sacó a la luz la existencia del tren, dirigentes de esta empresa que contrató a Tafesa, declararon a la Juez Coro Cillán, que el día 5 julio de 2005, miembros de la Policía y de la Guardia Civil se personaron en Tafesa para examinar el único vagón del 11-M no desguazado: “Pasó dos veces la Policía y la Guardia Civil mientras hacía la reparación de la unidad.”. Esto indica que el Ministerio de Interior, tenía perfectamente localizado, el lugar donde ese vagón estaba y sabía de la existencia de la chatarra que se había extraído de la zona del foco de explosión.
La prueba se ha deteriorado, la infamia delictiva que cometieron quienes la ocultaron habrá prescrito.
Nuestros mandos policiales han ayudado a quienes atentaron contra obreros que se levantan a las seis para ir al trabajo y no serán juzgados por prescripción. La vergüenza que sentiremos, nosotros y sentirán nuestros hijos por haberlo consentido, no prescribirá nunca. Es mas: estará inscrita en el frontispicio de la Historia de este siglo, para recuerdo de nuestros hijos, y de los hijos de nuestros hijos.
José Luis Escobar Arroyo