Revista Cultura y Ocio

“contra el malditismo” o el bullying desde el púlpito de los sobrados

Publicado el 07 marzo 2014 por Daviddedorian
Hablemos del Malditismo y del bullying social que puede provocar en espíritus sensibles y creadores artículos como Contra el malditismo, de Carlos Marzal...

Muchos lo estaban esperando. La muerte hoy de Leopoldo María Panero, el mejor poeta vivo hasta hace unas horas, ya el mejor poeta muerto desde su generación, ha traído una cola de comentarios en las redes sociales que seguramente habrá sorprendido a más de uno por lo extenso de los homenajes y las palabras sentidas. Por supuesto, ha pasado igual que con Lou Reed, dudo que todas esas personas que han compartido la noticia de su muerte o que están hablando de él lo leyesen en serio, y mucho menos, que llegaran a acercarse a ese espíritu atormentado que tan magistralmente plasmaba en sus versos. Luego están los que han decidido descalificar, de una u otra manera, al veterano poeta. Ya sea por su condición de enfermo clínico, de loco, o por la calidad de su obra, muchos estaban esperando una oportunidad así para arremeter, en el fondo, contra algo que muy pocos comprenden de verdad y que a la gran mayoría de los que escriben sobre ello se les escapa. Es el caso de Carlos Marzal y su exasperante cruzada contra el Malditismo, esta vez con la figura de Panero de relieve.


Ya fue bochornoso aquél artículo de Marzal, también poeta y escritor, titulado justamente así, Contra el Malditismo, en el que atacaba la condición del arte a través del tormento y de las supuestas prerrogativas que la condición de “maldito” posee en el arte. Me sorprendió la simplicidad y el poco calado intelectual de un escrito a cuenta de la muerte de Amy Winehouse. Ya es bufonesco colocar a un personaje como Amy Winehouse en el panteón del Malditismo, aunque la postmodernidad tiene esa cara aséptica y descafeinada con el lado oscuro del ser humano, pero compararla con el periodo del Romanticismo fue de risa.  No le faltaba razón a Marzal en algunas cosas, porque siempre hay un público dispuesto a extasiarse con los relatos de las desgracias personales y los excesos legendarios del loco de atar. Pero aquél artículo solo caía en clichés y obviaba lo más fundamental del tema, tan complejo, que abordaba, despachándolo ricamente en cuatro trazos y contradiciendo su propia tesis. 

Marzal embiste contra la construcción de un tópico levantado en el siglo XIX, el del artista atormentado, el del suicida, el del maldito, utilizando a su vez  más tópicos para descalificar una concepción que, si es cierto ha calado de forma potente en la visión colectiva, no lo es menos que se trata de un hecho objetivo que se acerca al orden creador. Su artículo parece estar escrito para `dummies´, además de incurrir en varias contradicciones, mezclando términos como bohemia y malditismo, que no necesariamente van de la mano y mucho menos funcionan siempre con las mismas características como ya nos han demostrado siglos de arte y de artistas. De hecho, en ocasiones, bohemia y malditismo son términos totalmente contrapuestos. Hay mil ejemplos en la historia, pero cualquiera podría decir que yo me equivoco, como yo digo que Carlos Marzal se equivoca en la visión del arte desde el Romanticismo. A parte de las perogrulladas del artículo, que también me sorprendieron, no entiendo que les pasa a los poetas consolidados de esa generación cuando crecen, porque parecen volverse estúpidos. Y es que España es así y esto es solo un reflejo de una tierra de cainitas. Tener una opinión, positiva o negativa, del malditismo, de la figura y obra de Panero o de Perico el de los palotes me parece, ni falta hace decirlo, aceptable y necesario. Pero no sé si estas cosas se escriben porque ahora, como dicen los modernos, es "mainstream" y mola ir en contra de todo ese rollo malditismo, rock, drogas, etc..., el de verdad, se entiende, no ese marketing que todos sabemos nada tiene de auténtico. Y esto solo me parece que no es más que la tónica de una mentalidad de derechas derechizando/insensibilizando a la gente en un tiempo derechizado en el que hay q actuar y pensar como tal. Aunque lo que realmente me parece es que de verdad no tiene ni idea de arte universal, de música o de cualquier manifestación expresiva o psíquica, ni de dónde radica la base de todo eso, al menos de todos los que han cambiado las cosas y no se dedican a vivir de las rentas que su situación mental y material les ha permitido. Aunque, me cuesta creerlo de alguien que ha publicado ya una buena suma de libros y cuya obra poética ha sido valorada y apreciada, también por mí. Pero, como todo se mueven por afinidades, hay mucha gente de acuerdo con las palabras de Marzal, que, ya lo dijo algún escritor hace tanto, a propósito de otro maldito, es más galdosiano que otra cosa y un mero “intruso” al lado de Panero. Decir cosas como que es "superficial" ese "tópico" de suicida y atormentado en el Romanticismo es de catetos o de gente muy ortodoxa que solo aboga por el arte sin mácula vital, que casualmente, suelen ser aquellos a los que abala la derecha más reaccionaria hoy en día. Algunas de sus perlas, como la del último párrafo, en la que dice añorar todo lo que esos artistas malditos y suicidas hubiesen podido darnos gracias a su don, son una contradicción en sí misma. Su don les ha llevado a tener esa vida o ese final, y a legarnos esas magníficas obras, ya sean literarias o musicales, siendo ese mismo don el que no permitiría jamás que estos artistas llevasen una vida completa en ámbitos ajenos al arte, e incluso, en malditos de verdad, como Alejandro Sawa o Van Gogh, ni siquiera en el arte. En definitiva, si la vida o su gen no les hubiesen convertido en malditos, no tendríamos esas obras que tanto adoramos. A Carlos Marzal el Malditismo le parece “una fábula” y que hay “una honda confusión acerca de la naturaleza del arte y los creadores”, y lo que indigna, por la poca sensibilidad de alguien considerado poeta, es que no se da cuenta de que en todo eso hay mucho dolor, porque el Malditismo, el de verdad, porque Panero solo me parecía maldito a medias, no hace ni puta gracia. Lo que pienso es que existe, curiosamente, una amplia base de personas, de público y de escritores como Marzal que siempre sentirán una envidia real de la perturbación y desgracia ajena -lo cual es muy desconcertante y enfermizo de verdad-; y este es el quid de la cuestión. El Malditismo es una fábula solo para personas borregas e insensibles que lo malentienden únicamente en el marco del arte, que perogrullada tras perogrullada, se dejan atrapar por el “contra todo lo maldito”. Hoy España está llena de malditismo, no solo de creadores malditos, a los que ni dios lee o escucha, gente de enorme creatividad cuya prueba más fehaciente de su inmenso talento es que nadie les hace ni caso, con depresiones, con ansias de suicidio por esto y por lo otro, y de los que no me gustaría que se hablase en términos tales como los de Marzal si una mañana amaneciesen tiesos al lado de esplendidas obras que nadie se molestó en mirar. Como siempre, esa filosofía de parvulario de “malo-bueno”, “bohemio desordenado-burgués ordenado”; es de risa, mentalidad materialista pura. No hace ni pizca de gracia cuando todo lo que a alguien le convierte en maldito se vive de verdad, pero menos gracia hace que se escriban soplapolleces tan vizcas intelectualmente como estas que desde hace muchos años solo conducen a que quien sufre de verdad y tiene un alma sensible y creadora le tachen de payaso, encima, y le hagan bullying social alimentando más toda esta espiral. Me da, como ya he dicho,  que en el fondo de todo esto, Marzal (al que he leído y no me disgusta por su temática nocturna, canallesca y urbana, aunque eso sería antes) ha querido ser un maldito de verdad, que, como tantos otros que despotrican contra los que lo han sido o los que de verdad (a su pesar) lo son, tuvieron su época de "voy de maldito" y ahora les jode el resto, imaginen, porque detrás de todo maldito de palo, como él dice, "hay una larga intrahistoria de resaca y malestar" que se manifiesta en la madurez de la mediana edad al parecer. Artículos como el suyo ya lo escribieron con más solidez algunos como Javier Marías, creo que fue Marías. O quizá yo haya entendido y leído mal sus palabras...aunque, que haya mezclado todo eso con Amy Winehouse es mezclar churras con merinas y lo único que consigue es confundir e insensibilizar más a la gente (quien se deje) llegando, justamente, a lo contrario que se había planteado en su escrito. En fin, que a Marzal se le pasó el arroz de maldito porque nunca lo fue, aun yendo de ello (y eso debe de doler, cuando quieres ser algo que no puedes, sobre todo "a la inversa", ¡qué enfermizo!), y estos escritos junto sus palabras a propósito de la muerte de Leopoldo M. Panero, son el paso natural y borreguesco, despotricar contra algo que aporta mucho y a nadie hace mal, que siempre ha existido y seguirá existiendo, hoy más que nunca, poniendo a una figura que poco tiene que ver con el malditismo de verdad como Amy Winehouse.

Hoy nos encontramos con lo de Panero, del que dice, lapidariamente, “era un poeta enormemente desigual” y “genialoide”, embistiendo de nuevo contra la forma en la que sus fieles disfrutan del poeta, que no es otra, según él, que la de su figura de maldito, sus trastornos y su deterioro mental, los cuales dejan su obra en un segundo plano. Y ya no deseo verter aquí más palabras para decirle -porque no sería una conversación infructuosa, y aunque sepamos que hay mucho maldito de palo pululando por el mundo de las letras y del arte, demasiada posee- que intente verlo desde otro punto de vista que no implique denigrar y estigmatizar algo tan relacionado con la enfermedad y con el infinito dolor de muchas personas que, además, son creadoras y tremendamente necesarias hoy en día por su visión del universo, ya sea expresada en su obra o en una charla de café, y que, ante todo en esta historia, disfrutan de la obra de Panero exclusivamente por ese juego de espejos tan curativo.    © David de Dorian, 2014
Ilustración minimalista de Project Twins

(Ilustración: Project Twins)

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