Susana Martínez
En los últimos meses, hemos sido testigos de hechos macabros que supera cualquiera película de terror. El maligno del capitalismo, ha puesto en la mira a nuestro país, hasta verlo desangrar. Por un lado, vemos los descubrimientos por parte del gobierno de constantes acciones especulativas, acampamiento y contrabando. Además, contamos con un grupo empresarial que apuesta a la ruptura del hilo constitucional, sin importarle que las consecuencias las sufre el ciudadano de a pie. Para poner unos ejemplos que ilustra sus acciones nefatas, lo observamos cuando venden una leche que no es descremada o un café que no es gourmet a precios exorbitantes. Otro punto más perverso, como lo vimos hace unas semanas, cuando se descubrió que en envases de aceite comestible había aceites de carros y para colmo te venden productos vencidos.
Por otro lado, están los dirigentes de la oposición, abogando por estos empresarios. Esta es otra prueba fehaciente, que tristemente contamos con una oposición que no está al lado de su pueblo, falta que digan: “con mis empresarios no te metas”. Valdría la pena preguntarles, a los que a la fuerza desean llegar al poder, ¿Este es el sacrificio que tiene que hacer un pueblo, para que ustedes lleguen a Miraflores? Y, no bastando con lo antes expuesto, estamos lidiando con los mal llamados bachaqueros, porque son simplemente vulgares delincuentes
De antemano, sabemos que estos acontecimientos no son fortuitos, pues detrás está la mano imperial, que se resiste a aceptar que no somos su patio trasero, pues somos un país libre y soberano.
En definitiva, estamos en presencia del endemoniado capitalismo feroz, que ha llegado en algunas personas que desean hacerse ricos a costa de cualquier cosa. Sin embargo, en estos tiempos de pruebas y resistencia, debemos estar claro que existe un solo camino: la defensa histórica de esta patria. Y, contra este maligno debemos luchar todos… quien más que el pueblo consiente y combativo.
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